por emma | Ago 16, 2018 | OUSPENSKY
AUTOR: P. D. OUSPENSKY
pág 38 del libro «Fragmentos de una enseñanza desconocida» (parte 2)
«El segundo es el del monje. Es el camino de la fe, del sentimiento religioso y de los sacrificios. Un hombre que no tuviera muy fuertes emociones religiosas y una imaginación religiosa muy intensa, no podría llegar a ser un «monje» en el verdadero sentido de la palabra.
El camino del monje es también muy duro y muy largo. El monje pasa años y decenas de años luchando contra sí mismo; pero todo su trabajo está concentrado sobre la segunda habitación, sobre el segundo cuerpo, es decir, sobre los sentimientos. Sometiendo todas sus otras emociones a una sola, que es la fe, desarrolla en sí mismo la unidad, la voluntad sobre las emociones, y por este camino alcanza la cuarta habitación. Pero su cuerpo físico y sus capacidades intelectuales pueden quedarse sin desarrollo. Para poder servirse de lo que él habrá obtenido, tendrá que cultivarse física e intelectualmente. Esto no se podrá realizar sino por medio de nuevos sacrificios, de nuevas austeridades, de nuevos renunciamientos. Un monje tiene que llegar a ser un yogui y un faquir. Son muy escasos los que llegan tan lejos; más escasos aún los que llegan a triunfar sobre todas las dificultades. La mayoría muere antes de arribar a esto o no llega a ser «monjes» sino en apariencia.
«El tercer camino es el del yogui. Es el camino del conocimiento, el camino del intelecto. El yogui trabaja sobre «la tercera habitación» para llegar a penetrar en la cuarta por medio de sus esfuerzos intelectuales. El yogui llega a alcanzar «la cuarta habitación» al desarrollar su intelecto, pero su cuerpo y sus emociones quedan sin desarrollarse y, como el faquir y el monje, es incapaz de sacar partido de su victoria. Lo sabe todo pero no puede hacer nada. Para ser capaz de hacer debe conquistar el dominio sobre su cuerpo, sobre sus emociones, es decir sobre la primera y la segunda habitación. Para lograr esto, le es necesario comenzar a trabajar de nuevo, y no obtendrá resultados sin esfuerzos prolongados. En este caso, sin embargo, él tiene la ventaja de comprender su posición, de conocer lo que le falta, lo que debe hacer, y la dirección que debe seguir. Pero, así como en el camino del faquir o del monje, también en el del yogui son muy escasos los que adquieren tal conocimiento, Es decir, obtienen el nivel en el que un hombre puede saber a dónde va. La mayoría se detiene en un cierto grado de desarrollo y no va más lejos.
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«Pero todos los caminos, tanto el del faquir como el del monje y el del yogui, tienen un punto en común. Todos comienzan por lo que es más difícil, un cambio total de vida, un renunciamiento a todo lo que es de este mundo. Un hombre que tiene un hogar, una familia, debe abandonarlos, debe renunciar a todos los placeres, apegos y deberes de la vida, y partir al desierto, entrar en un monasterio o en una escuela de yoguis. Desde el primer día, desde el primer paso sobre el camino, debe morir para el mundo; sólo así puede esperar obtener algo en uno de estos caminos.
….
«En las condiciones ordinarias de la vida civilizada, la situación de un hombre, aun inteligente, que busca el conocimiento, es sin esperanza, porque no tiene la menor posibilidad de encontrar alrededor de él algo que se asemeje a una escuela de faquires o a una escuela de yoguis. En cuanto a las religiones del Occidente, han degenerado hasta tal punto que desde hace mucho tiempo ya no hay nada viviente en ellas. En fin, del lado «ocultista» o «espiritista», ya no hay nada que esperar sino experiencias ingenuas. «La situación seria realmente desesperada, si no existiese otra posibilidad, la de un cuarto camino.
«El método del cuarto camino es el siguiente: si uno comienza un trabajo sobre una
habitación, debe emprender simultáneamente un trabajo correspondiente sobre las otras dos. En otros términos, mientras uno trabaja sobre el cuerpo físico, hay que trabajar simultáneamente sobre el pensamiento y sobre las emociones; mientras uno trabaja sobre el pensamiento hay que trabajar sobre el cuerpo físico y las emociones; mientras se trabaja sobre las emociones, hay que trabajar sobre el pensamiento y sobre el cuerpo físico. Lo que permite llegar a esto es que en el cuarto camino es posible hacer uso de un cierto saber, inaccesible en los caminos del faquir, del monje y del yogui. Este saber proporciona la posibilidad de un trabajo en las tres direcciones a la vez. Toda una serie de ejercicios paralelos sobre los tres planos, físico, mental y emocional, sirven a esta meta. Aun más, en el cuarto camino es posible individualizar el trabajo de cada uno; dicho de otro modo, cada uno no debe hacer sino lo que le es necesario, y nada de lo que no tiene utilidad para él. Porque el cuarto camino pone de lado todo lo superfluo que se mantiene en los otros caminos simplemente por rutina. «De esta manera, cuando un hombre alcanza la voluntad por el cuarto camino, se puede servir de ella, porque ha adquirido el control de todas sus funciones físicas, emocionales e intelectuales. Y por añadidura, ha ahorrado mucho tiempo al trabajar a la vez, paralelamente, sobre los tres lados de su ser.
por emma | Ago 15, 2018 | OUSPENSKY
AUTOR: P. D. OUSPENSKY
pág 37 del libro «Fragmentos de una enseñanza desconocida» (parte I)
….algunas enseñanzas comparan al hombre con una casa de cuatro habitaciones. El hombre vive en la más pequeña y miserable de todas, y hasta que le sea dicho, no tiene la menor sospecha de la existencia de las otras tres, llenas de tesoros. Cuando oye hablar de ellas, comienza a buscar las llaves de estas habitaciones, especialmente de la cuarta, la más importante de todas. Y cuando un hombre ha encontrado el medio de penetrar en ella se convierte realmente en el amo de la casa, porque es solamente entonces que la casa le pertenece plenamente y para siempre.
«La cuarta habitación le da al hombre la inmortalidad hacia la cual todas las enseñanzas religiosas se esfuerzan en mostrarle el camino. Hay un gran número de caminos, más o menos largos. más o menos duros; pero todos, sin excepción, conducen o se esfuerzan por conducir hacia una misma dirección, que es la de la inmortalidad.»
En la reunión siguiente, G. prosiguió:
—Dije la última vez que la inmortalidad no es una propiedad con la que nace el hombre, pero que ella puede ser adquirida. Todos los caminos que conducen a la inmortalidad —los que son generalmente conocidos y los otros— pueden dividirse en tres categorías:
- El camino del faquir.
- El camino del monje.
- El camino del yogui.
«El camino del faquir es el de la lucha con el cuerpo físico. es el camino del trabajo sobre la primera habitación. Es largo. difícil y dudoso. El faquir se esfuerza en desarrollar la voluntad física, el poder sobre el cuerpo. Lo obtiene mediante terribles sufrimientos, torturando al cuerpo. Todo el camino del faquir está hecho de ejercicios físicos increíblemente penosos. Se mantiene de pie, en la misma posición, sin movimiento alguno, durante horas, días, meses o años; o bien, sentado sobre una piedra desnuda, bajo el sol, bajo la lluvia, bajo la nieve, mantiene los brazos extendidos o bien se tortura con fuego o con un hormiguero en el que pone sus piernas desnudas, y así sucesivamente. Si no se enferma o no muere, se desarrolla en él lo que puede llamarse la voluntad física y obtiene entonces la cuarta habitación, es decir, la posibilidad de formar el cuarto cuerpo. Pero sus otras funciones —emocionales, intelectuales— permanecen sin desarrollar. Ha conquistado la voluntad, pero no tiene nada en qué poderla aplicar, no puede hacer uso de ella para adquirir el conocimiento o perfeccionarse a sí mismo. Por lo general está demasiado viejo para iniciar un trabajo nuevo.
por emma | Ago 13, 2018 | Nicoll
AUTOR: MAURICE NICOLL
pág 148 del libro: COMENTARIOS PSICOLÓGICOS SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE GURDJIEFF Y OUSPENSKY VOLUMEN I
Este Trabajo es psicológico. Consiste en hacer un número de esfuerzos psicológicos específicamente definidos para un fin particular. Así como todas las personas tienen un cuerpo asimismo tienen una psicología. El fin que se propone el Trabajo es elevar a una persona por encima de la base psicológica sobre la que descansa. Hablaremos ahora sobre este tema.
Tener un cuerpo es admitido por todos, y dicho cuerpo suele estar en buena o mala condición.
El cuerpo es un objeto de los sentidos y, como saben ustedes, nos inclinamos a aceptar sólo lo que los sentidos nos muestran como real. Pero también todos tenemos nuestra psicología. Esto no es admitido fácilmente por la gente porque no puede ver o tocar su psicología o la de otra persona por medio de los sentidos exteriores. Además por lo general una persona no admite de buena gana la posesión de una clase definida de psicología. Una clase definida de cuerpo, sí. De psicología, no. Admitirá que su cuerpo pueda estar en mal estado —pero no su psicología—. De resultas de ello ocurre muchas veces en el Trabajo que una persona no sabe dónde o en qué dirección hacer sus esfuerzos. Si el Trabajo consistiese en cierto número de ejercicios físicos, toda la gente sabría en qué dirección es preciso hacer los esfuerzos y si alguien realizara un ejercicio mal, se vería que lo hace mal y se lo corregiría. Entonces una persona se daría cuenta de su progreso por el número de ejercicios físicos que puede ejecutar correctamente, y de este modo sentiría también la satisfacción de superar a los otros.
Como ustedes saben, hay escuelas de enseñanza que sólo se ocupan del cuerpo. Son las escuelas que pertenecen al Primer Camino —el Camino del Hombre Número 1. Tienen como fin el control del cuerpo por el desarrollo de la voluntad sobre el cuerpo. El Faquir que se queda con los brazos extendidos por años y años es un ejemplo. Desarrolla la Voluntad para dominar el cuerpo. Pero esto por sí solo es inútil. En algunos casos esa persona puede entrar en una escuela donde imparten otra clase de enseñanza, le rompen los brazos si es posible y le enseñan a desarrollarse psicológicamente. Posee la voluntad capaz de dominar el cuerpo, pero carece de comprensión, y la voluntad sin comprensión es inútil y aun peor que inútil. Y tal hombre, por completo ignorante y estúpido, puede «cristalizar» por sus increíbles esfuerzos —es decir, nada puede ser cambiado en él y seguirá siendo permanentemente ignorante y estúpido, aunque sea aceptado o no por otra escuela.
Pero estos ejemplos nos muestran una cosa. Nos muestran hasta qué punto el esfuerza sobre sí es posible para los orientales y nos ayudan a comprender por qué la enseñanza esotérica siempre vino del Este. Ahora bien, la enseñanza que tratamos de comprender aquí no pertenece al Primer Camino, el Camino del Faquir, ni al Segundo Camino, que es el Camino del Monje, ni al Tercer Camino o Camino del Yogui. Se llama el Cuarto Camino, y mencionaré luego una de las grandes características del Cuarto Camino, pero antes diré que uno de sus objetos generales es el de unir la Sabiduría del Este con la Ciencia del Oeste.