por Jose Ma | Feb 18, 2023 | autoconocimiento, películas
En esta película, la primera impresión que tuve fue la idea similar que se plantea en la historia “cuento de navidad”, donde aparecen los tres fantasmas del pasado, presente y futuro, para aleccionar y transformar al avaro protagonista. Aquí en lugar de fantasmas son tres versiones en el tiempo de Russ (Bruce Willis), que busca curar los conflictos del pasado para tener una vida verdadera. El se cura a si mismo tomando conciencia de las causas que originaron los conflictos que han formado su actual personalidad y su actitud hacía sí mismo y los otros.
Hay una frase que me dejó pensando al inicio cuando Amy habla con Russ y dice: “es ridículo seguir hablando de lo que seremos cuando seamos mayores, porque ya lo somos”.
La vivienda de Russ es una extensión de su personalidad; protección e impermeabilización frente a lo exterior, un sistema de seguridad y control para impedir ser invadido por el enemigo agresor. A nivel personal y psicológico es lo mismo, Russ protege su espacio psicológico, levantando un muro, una barrera para que nadie penetre en su territorio personal. Esa muralla es su falsa personalidad, la imagen creada de sí, su ego comandado por su consideración interna, vanidad y orgullo. Estos soldados, esta avanzadilla defienden con todas sus fuerzas el castillo, la fortaleza que Russ ha tenido que crear a lo largo de los años para proteger a su niño interior, su esencia, su verdadero yo, aquí representado por Rusty, él de pequeño, pero que reclama su espacio, su territorio y aparece desde dentro como niño y desde arriba, de mayor con la avioneta. Desde estos lugares el castillo está desprotegido y Russ tiene que rendirse a su poder. Poco a poco las piedras, los yoes de la muralla van cayendo y dejando al descubierto la parte más valiosa de Russ, ese tesoro escondido que había olvidado hacía muchos años porque pensaba que lo hacía débil y fracasado. Pero Russ comienza a darse cuenta y valorar las cosas que son verdaderamente importantes y las que no lo son.
Hay una frase que resume un poco esta idea cuando Russ pregunta a su versión de 8 años, a Rusty: “¿A qué vienes a mi casa?”, pensé, ¿por qué ha llegado a su vida en ese momento?
Russ se pregunta a sí mismo desde su versión de niño: “¿Cuándo dejaremos de meter la pata así ?, Russ, tenemos que cambiar. Más nos vale”.
Su yo observante, esa parte de la conciencia le ha lanzado una cuerda en forma de niño de 8 años para mostrarle su verdadera naturaleza, rescatarlo de la oscuridad de su fortaleza o falsa personalidad y volver a descubrir el valor de las pequeñas cosas: admirar la luna llena, la compañía de un perro, la familia, compartir nuestro tiempo con las personas queridas, con la pareja, etc.
Y al final del todo cuando el avión (que es el mismo Russ, con todo lo valioso que hay en él y en su vida) despega dicen: “hemos despegado” y pensé hemos tomado conciencia, hemos cambiado, nos despojamos de la armadura que nos oprimía , soltamos lastre y nos elevamos como el avión, ligeros con nuestro verdadero yo, para tener una vida nueva que nos pertenezca.
por Jose Ma | Feb 11, 2023 | autoconocimiento, películas
Aquí la conciencia, el ser, nos muestra nuestra parte inconsciente personificada en forma de diablo, el lado oscuro de nuestro ser, lo que no aceptamos de nosotros, lo oculto, secretos, capacidades desconocidas, lo misterioso, las tentaciones, etc., pero que puede revelarse y mostrarse, creando y atrayendo eventos y situaciones a nuestra vida, en la cotidianidad. Es nuestro demonio interior no visto, que puede hacer realidad nuestros deseos más ocultos, pero no sabemos que forma pueden tomar, porque no somos conscientes, nos sucede. Una sucesión de eventos, como muchas vidas dentro de una vida, que tomados externamente desde nuestra falsa personalidad no producen un cambio real en nosotros, el resultado siempre es el mismo, repetimos los mismos errores.
Para llegar a la meta (el amor de la chica), Elliot se acerca a través de la fragmentación, desde la parcialidad, yoes negativos, emociones negativas, desde el centro motriz como jugador de baloncesto, con el centro emocional como el novio hipersensible o con el centro intelectual como el escritor gay, pero en todos ellos haciendo un viaje largo de sufrimiento. Diferentes eventos para llegar al mismo estado de infelicidad. Normalmente tenemos la fantasía, que si cambiamos esto o aquello externo, nuestra vida va a cambiar por completo y vamos a ser más felices, pero como se recuerda a menudo, las condiciones que tenemos ahora son las mejores para despertar. Que lecciones aprendemos de cada experiencia que nos ayudan a crecer interiormente y de que nos hemos dado cuenta en nosotros. Si durante el camino hemos descubierto algo que hasta ahora no habíamos visto.
La chica (el diablo) le pregunta a Elliot: “¿qué has aprendido hasta ahora?”.
Nuestro ser nos evalúa constantemente, atrayendo personas y eventos donde compartir experiencias y donde reflejarnos diariamente y poder trabajar y aplicar el conocimiento adquirido. Lo difícil es darse cuenta en uno mismo del error recurrente; es más fácil verlo en los demás.
Cuando Elliot toma conciencia de la consideración interna, se disuelve el problema y puede seguir avanzando en la octava, puede pasar de Mi a Fa, aunque luego no consigue pasar de Si a Do, cuando la chica de sus sueños le dice que está comprometida. Pero como ha adquirido comprensión de los errores pasados, ha crecido internamente, su Ser le lleva a conocer a otra chica muy similar.
Elliot ha necesitado un viaje muy largo a su lado oscuro para escarbar y poder dejar al descubierto todo aquello que ya no necesita para construir una nueva vida, los escombros inconscientes como la consideración interna, la vanidad, el orgullo, las emociones negativas etc., y dejar espacio para que lo esencial en él se exprese. Elliot ya tiene dentro los ingredientes necesarios para ser feliz. Como decía un profesor de Budismo, solo hay que pasarle el trapo y sacarle brillo.
Me gustaron las frases: no importa lo lejos que llegues en la vida, sino como lo consigues”, “el cielo y el infierno están aquí en la tierra”, no están muy lejos, en cada uno de nosotros.
por Jose Ma | Feb 4, 2023 | autoconocimiento, películas
Esta película narra el paso de un ser consciente, un hombre número 7, en un manicomio (el mundo donde vivimos), igual que hizo Jesús en la tierra hace dos mil años. Ambos parecen chiflados a los ojos de los dormidos porque salen de los límites establecidos por el sistema y nuestra manera de pensar habitual.
Rantés dice venir de otro planeta, pero ese planeta está en su interior, el Reino de los cielos, otro nivel de ser, de comprensión. Puede ver más allá de las apariencias, ir más allá de los límites, puede ver el significado profundo de todas las cosas.
El centro psiquiátrico representa la vida que tenemos, encerrados en una prisión, controlados y dirigidos por un sistema de control, a través de una medicación formada por una alimentación basura, medios de comunicación, distracciones, para estar sumisos y domados como animales. Salir de este círculo es casi imposible. ¿pero quienes están más locos (dormidos), los que están dentro del manicomio o los que están fuera?
Los que salen del camino ya trillado por la vida mecánica son vistos como la oveja negra del rebaño, que hay que “curar”, separándola del resto, para evitar el contagio, como la costumbre que tienen los doctores de inclinar la silla para atrás para no contagiarse de los pacientes.
Al ver la escena del concierto de la “oda a la alegría” me pareció como una metáfora de la vida. Rantés como ser consciente bailaba en la vida, (el concierto), “podía hacer” y tomaba la batuta, como director de su vida, dueño de sus pensamientos, sentimientos y acciones. El resto de asistentes son espectadores, no pueden hacer. El concierto (la vida), les sucede.
El sistema no cura a nadie, nos mantiene dormidos, aunque nos hacen creer lo contrario. Perdemos nuestra individualidad y depositamos nuestro poder en la pastilla (como la de Matrix), que nos mantiene drogados como a los pacientes del manicomio, para formar parte del rebaño (del círculo dormido de la humanidad). Esta pastilla, (falsa personalidad), formada por emociones negativas, identificaciones, consideración interna, etc., la tomamos a diario desde que nos levantamos de la cama, hasta que nos vamos a dormir. Como dice Rantés: “si Dios está en cada uno de ustedes, estamos asesinando a Dios todos los días”.
En nuestro estado actual de sueño, no sabemos reconocer nuestra divinidad, ni la que hay en las otras personas. Vivimos de espaldas a nuestra interioridad, separados de nosotros mismos y de las otras personas.
El doctor Denis puede reconocer a través de Rantés parte de ese mundo interior que está más allá de la niebla formada por nuestra falsa personalidad y que es la que nos conecta con las personas de nuestro entorno.
Igual que Jesús, Rantés tiene su propio “vía crucis”, su calvario hasta la Cruz. Es víctima de la ignorancia de los que dirigen el mundo. En lugar de lanzas, látigos, clavos, etc., están las inyecciones y la medicación que ponen fin a su existencia en este plano.