por Jose Ma | May 28, 2023 | autoconocimiento, películas
En nuestra vida ordinaria, en nuestro actual estado de sueño, buscamos a menudo evadirnos de nuestros sufrimientos, conflictos internos y externos tomando refugio en actividades que atrapan a nuestros sentidos y a las partes más externas y mecánicas de los centros y que sin control toman el mando de nuestra vida, llegando a ser adictivos. A simple vista parece un camino fácil y sencillo de tomar, que nos lleva a ser felices, pero simplemente es una máscara con forma de sonrisa que oculta la verdadera cara triste que hay debajo. Si sacamos la máscara alegre, la triste sigue estando, nada ha cambiado. Desde otro estado de consciencia más despierto, nos damos cuenta que hemos elegido el camino largo, el camino del dolor y el sufrimiento.
Aquí, el sustituto personifica la culminación de nuestras fantasías, nuestros deseos y gustos hechos a medida de nuestra máquina y de la vida mecánica, lo artificial, lo edulcorado, para ocultar nuestra vida real, nuestro ser real. Es hacer de nuestra vida un videojuego donde lo único que crece es nuestra identificación con nuestra máquina. Es como un teatro donde todos elegimos un papel donde dar forma a sus sueños e ilusiones. Nuestro verdadero ser está en un profundo letargo, como la marmota en el largo invierno.
La esposa de Tom (Bruce Willis) queda atrapada en la Matrix y defiende su elección de tener sustituto. Es la máquina justificándose a sí misma cuando dice a Tom que como sustitutos están juntos todos los días, aunque para él no existe una conexión emocional, no hay expresiones, ni manifestaciones de sentimientos verdaderos que surjan desde algo interno.
En palabras del profeta: “No fuimos hechos para experimentar el mundo a través de una máquina” y también cuando dice: “pero en vuestro interés, saber que vivís una farsa. Aquí entre estos muros, entendemos cual es la verdad. Aquí sacrificamos muchos placeres y comodidades modernas, con el fin de conectar verdaderamente, no con las máquinas, sino con nosotros mismos”. Esto me recordó a una escuela de cuarto camino como la del Prieuré o la Escuela Argos.
Y después añade: “el día de una segunda oportunidad” como si existiera la posibilidad de una segunda educación en el hombre, la posibilidad del cambio.
Las personas que están conectadas, que en la película llaman biológicas, serían la parte más real en nosotros como la esencia, lo más interno del ser, mientras que el sustituto sería nuestra personalidad o falsa personalidad, la parte más mecánica del ser, la que interactúa en esta virtualidad o Matrix.
Cuando al final de la película las máquinas caen (la falsa personalidad), la esencia sale de su prisión y puede experimentar de nuevo el tocar, sentir, acariciar, reír, etc., alimento nuevo para crecimiento.
por Jose Ma | May 21, 2023 | autoconocimiento, películas
Dentro de la mecanicidad de la sociedad donde vivimos no nos reconocemos como una pieza más del sistema que nos tiene atrapados.
La búsqueda de replicantes por parte del protagonista la podemos interpretar también como una búsqueda interna de nuestra parte mecánica que no reconocemos como propia. El replicante forma parte de nosotros, pero no lo reconocemos. Vive oculto en cada pensamiento, emoción, acción, como en la película bajo la constante lluvia que no para.
Las replicantes son nuestra creación, forman parte de nosotros, nuestro lado oculto, nuestra sombra, la parte inconsciente que no aceptamos y queremos que desaparezca.
El protagonista tiene que hacer frente a su pasado en una lucha con su lado oscuro: los replicantes. Cuando acepta e integra esa parte como suya, entonces el conflicto se disuelve como si fuera un solo ser.
Cuando está frente al replicante y éste le salva la vida se da cuenta que no hay separación entre ambos, no son tan diferentes, los mismos miedos, interrogantes, el amor por la vida.
Aquello que acabamos por rechazar, al conocerlo y comprenderlo podemos aceptarlo e integrarlo como pasa con Rachel, acortamos la separación, los extremos se juntan.
Disuelto el conflicto con su lado oculto, Rick y Rachel como un solo ser, salen de esa burbuja de sufrimiento, dolor y violencia (la ciudad de Los Ángeles); al fin dejó de llover y van rumbo a un nuevo horizonte despejado, luminoso, una nueva dirección para una nueva vida. Un nuevo paisaje donde crecer.
por Jose Ma | May 13, 2023 | autoconocimiento, películas
Aquí se nos muestra la posibilidad de un camino de evolución en el hombre en el tíempo, ya sea pasado, presente o en el futuro y las posibles dificultades, la “Odisea”, como indica el título, para llegar a ser más conscientes.
En nuestro ser, la máquina, que aquí toma la forma de Hal 9000, el ordenador de la nave espacial, pone una fuerte resistencia, para interferir en el cambio. No quiere abandonar el control, el poder sobre la nave, sobre la persona que somos. La mente formatoria quiere apagar la luz de las nuevas ideas que nos llevan a una nueva manera de pensar. Lo que se sale de ciertos límites no existe porque va más allá de su comprensión. Hal, el ordenador de la nave se revela y señala: “quiero demasiado esta máquina para permitir que usted la ponga en peligro”, “sé que usted y Fran estaban planeando desconectarme y eso es algo que no puedo permitir que suceda”. Dave, el tripulante, como yo observante penetra en la máquina, para ver que funciona mal y que hay que cambiar para llegar al destino, el monolito, ser más conscientes.
Cuando los tripulantes de la nave, Frank y Dave, se aíslan en la cápsula para no ser escuchados por la computadora Hal es como cuando al meditar buscamos un lugar donde por unos instantes escapamos al control del ruido de nuestros pensamientos.
Uno de los tripulantes hace un comentario en referencia al ordenador de a bordo: “el funcionamiento de la nave está bajo su mando”, o sea la personalidad o falsa personalidad tienen el control sobre la psicología del individuo.
El monolito es la representación de un nivel más elevado de consciencia, el lugar o estado donde la nave quiere llegar, pero el ordenador de a bordo, la parte formatoria intenta por todos los medios interferir este propósito.
La película nos invita a mirar hacia adentro, lo que no se ve, lo que normalmente no prestamos atención y en los momentos en que la imagen es totalmente negra, nos vemos reflejados en la pantalla del televisor, como un instante de presencia total, de reflexión de quienes somos y donde estamos en esa nave que somos nosotros, nuestra casa, nuestra ciudad, el país, el planeta, y así hasta la totalidad del universo. ¿quien es el observador y que lo observado? ¿somos nosotros quien observamos ese universo que aparece en la pantalla?. ¿o es el universo que observa nuestras acciones diarias?.
por Jose Ma | May 6, 2023 | autoconocimiento, películas
Aquí nos encontramos con la idea de que cada uno de nosotros llegamos con unos ingredientes particulares para hacer experiencia, con la posibilidad de crecer, evolucionar y tomando el camino de la conciencia y creando las condiciones adecuadas formar un gran árbol que pueda dar buenos frutos, dentro del bosque de nuestra sociedad. Pero también está el otro extremo del palo, donde por falta de conciencia y en estado de sueño elegimos el camino largo con una sucesión de errores y malas decisiones fruto de malas influencias, que forman un árbol deforme y de frutos no comestibles. La sombra de este árbol es muy oscura y ensombrece todo a su alrededor. Como dijo la abuela al chico al ver en que se había convertido: “estas podrido”. El árbol enfermó. Su vida se oscureció.
El primer árbol nos hace felices y el otro, infelices.
El chico protagonista tenía todos los elementos para construir una vida feliz guiado por su esencia, pero se dejó engañar por la vida, por la vida material, externa.
Tuvo lugar en él un eclipse; la luna, (las emociones negativas, la violencia) ocultaron su sol (la esencia, la conciencia), un eclipse permanente, cristalizado, como el barro usado para esculpir que con el tiempo se endurece y no es posible moldear. Una roca grande y pesada que ya no pudo levantar, ya era tarde, y terminó por aplastarlo. El mundo 96 se hizo amo y señor de su vida. Un pueblo de barrios bajos, oscuros y sombríos. Este tiempo de gitanos también es el tiempo de catalanes, andaluces, italianos, franceses, chinos, etc. Es un tiempo que no hace distinción de razas, etnias, países, es un tiempo interno, psicológico, no tiene fronteras.
La vida va tejiendo su telaraña a través de los eventos y al estar dormidos nos atrapa, somos víctimas de su espejismo, sin poder hacer, en un sistema donde lo importante y valorado son los logros materiales. Somos devorados por el mundo de los sentidos.
Nos apoyamos en lo externo como el soporte de nuestra felicidad y culpamos a la vida o a Dios de nuestros errores y fracasos cuando en realidad somos víctimas de nosotros mismos. Si lo de afuera es posible es porque dentro de nosotros algo lo hizo realidad.
En la escena donde el hijo lleno de ira levanta la fachada de la casa, me vino la imagen simbólica de levantar de nuestra casa psicológica, las paredes que ocultan nuestra esencia, nuestra verdadera naturaleza, lo que hay en nuestro interior, en cada uno de nosotros. Vemos los materiales que forman nuestra fachada (rasgo principal, tipología de eneagrama, influencias astrológicas, rasgos familiares y culturales, modas del momento, etc.). Es lo que reflejamos afuera, lo que los demás ven de nosotros. Sin esta fachada queda al descubierto lo verdadero, lo real en nosotros.
Perhan, el protagonista tiene un momento de recuerdo de sí cuando después de experimentar una serie de trágicos sucesos recordó una frase de su abuela: “Si no crees en nadie, Dios te dará la espalda”. Pero el mismo lo creó. Un vecino le dice: “te estás haciendo mucho daño”. ”te estás destrozando”.
Perhan refleja su parte anímica en su abuela y su hermana, son el lazo que lo une a su esencia, la conexión con ánima, sus raíces, su origen. Le dice a su abuela (ánima): “estoy construyendo una casa, (falsa personalidad), y ánima, su abuela le dice: “¿Quién vivirá en ella?”. Cuando encuentra a su hermana pequeña desaparecida, parece el reencuentro con su parte esencial, un encuentro consigo mismo.