En el mundo, en la sociedad donde vivimos y a otra escala en nuestra psicología cotidiana, las influencias externas como el consumismo nos mantienen hipnotizados, dormidos en la mecanicidad y se adueñan de nuestras acciones, pensamientos y sentimientos.

Imaginamos que tenemos el control, que podemos hacer, que somos libres, como las ovejas del rebaño que vivían engañadas por el amo, haciéndoles creer que eran únicas y especiales, pero todas tenían el mismo destino: la cazuela. 

La niebla y la confusión creada por la máquina, interpreta que todas las influencias que nos llegan por los sentidos son un alimento beneficioso para nuestra existencia. Tomando conciencia podemos comenzar a disipar esa niebla y separar el trigo de la paja. Ver los hilos del engaño y al titiritero que maneja las marionetas que somos. Empezamos a ver partes de las escenas de la obra completa de la Matrix donde vivimos. Comenzamos a descubrir parte del guión escrito por los que viven entre bastidores y que no se dejan ver. Cambiamos las gafas actuales que llevamos, fabricadas por la vida mecánica que distorsionan la realidad, por otras fabricadas por el círculo consciente de la humanidad y que permiten ver la verdad de las cosas.

Este cambio de gafas, provoca una resistencia de la máquina que quiere permanecer dormida como hasta ahora y en la película vemos la pelea entre los protagonistas cuando uno de ellos quiere colocarle las gafas al otro para que vea el engaño donde vivimos. La máquina se resiste al nuevo conocimiento, a la nueva manera de pensar. ¿Quién va a querer ponerse las gafas de la conciencia cuando imaginamos ser plenamente conscientes, poseedores de un yo permanente y una individualidad? ¿Quién va a buscar lo que ya cree que posee?

No queremos ver nuestro lado oscuro, nuestros enemigos interiores que viven dentro nuestro, no los reconocemos. Pero cuando nos colocamos las gafas de la conciencia ya no hay marcha atrás, salimos del engaño y como se dice en este trabajo, para nosotros ya no existe papá Noel y el ratoncito Pérez.

Hay una frase de uno de los personajes que resume nuestra situación actual en la sociedad: “si eres del montón, procura no estar debajo, te podría faltar el aire”. Lo interpreté que si permanecemos en la parte mecánica de los centros, en el subsuelo de nuestra psicología, vamos a quedar atados al sufrimiento.