Sophie hace un viaje a los páramos en busca de respuestas a su encantamiento, o como pasa a muchos de los que iniciamos un camino de autodescubrimiento y autoconocimiento, a un lugar de estudio y aprendizaje interior, como en una Escuela, buscando soluciones a los encantamientos de la vida mecánica. Su centro magnético la guía hasta el castillo ambulante, el lugar donde tiene la posibilidad de escapar, de crecer, de despertar al embrujo.

La inmensa mayoría estamos dormidos, presos de un encantamiento, poseídos por una falsa personalidad y embrujados por la vida mecánica, como la gran hechicera que quiere someter a todos los magos para tener el control sobre la vida orgánica sobre la tierra. Como en la alegoría que narra Ouspensky, donde las ovejas son hipnotizadas por el dueño de la granja para que no escaparan de su prisión. Esta prisión o falso traje que llevamos a cuesta puede tomar diferentes formas en nuestra vida cotidiana como fantasías, identificaciones, amor de sí, etc.

Dentro del castillo ambulante, como Escuela que está en constante movimiento y evolución, podemos encontrar las puertas creadas con consciencia, donde tener nuevas vistas de nosotros y de nuestro entorno, encontrar ese jardín secreto, un espacio de paz y recogimiento que está en nosotros, como la llama Cálcifer que da energía al castillo y lo mantiene activo. Es la llama interior de ánima que puede crecer con nuevos conocimientos y experiencias.

Howl, como guía y ser más consciente y con la ayuda de Cálcifer su parte anímica, puede dirigir y proteger el castillo, es decir la Escuela y las enseñanzas de las influencias de la vida mecánica, de las guerras, del mundo 96. Howl, Cálcifer, Sophie, el castillo ambulante y todos los que viven dentro son un solo ser, un todo integrado. Los cambios en uno afectan a los otros.

El castillo, como los personajes se van desprendiendo de partes de sí a medida que van avanzando en su desarrollo, van despertando, una parte de ellos muere, se despojan de partes que ya no sirven y dejan lugar para que nazca algo nuevo, un nuevo ser, un nuevo hogar, como el nuevo castillo, más bello y que ahora puede volar, está a otro nivel de evolución. Se ha liberado de sus demonios interiores.

Sophie es la energía femenina transformadora que limpia y purifica todo a su alrededor, empezando por ella misma, el castillo, a Howl, el espantapájaros, incluso el ambiente hostil entre reinos. La búsqueda de su cura la lleva a descubrir sus capacidades para poder curar a los demás. En una escena dice Sophie: “yo nunca había visto el mar”. El encuentro con el mago Howl y con la bruja del Páramo es el inicio de un viaje por lugares totalmente mágicos desconocidos para ella, lejos de su vida aburrida en la sombrerería.

La imagen de Sophie y la bruja del Páramo subiendo las escaleras del castillo me pareció una metáfora del crecimiento interior, del esfuerzo a cada paso, del sufrimiento consciente y me recordó a otras películas como Kunfú Panda o Rocky, el boxeador que terminaba su entrenamiento subiendo unas escaleras en la ciudad de Philadelfia.