por Jose Ma | Ene 27, 2024 | autoconocimiento, películas
Klaus representa la transformación que se puede iniciar dentro de cada uno de nosotros, de nuestro ser. Algo viejo a nivel psicológico muere en nosotros y nace algo nuevo que va creciendo con un nuevo alimento, un nuevo conocimiento, nuevas impresiones. Es como la madera que el leñador Klaus corta de los árboles para transformar en bellos juguetes después de un minucioso trabajo de fabricación. El árbol viejo muere al ser talado, pero su madera puede dar vida a otros objetos, renacer en un juguete, una mesa, una puerta, muebles para el hogar, etc. Estos juguetes son el alimento emocional para que los niños, la parte esencial, tomen conciencia de la importancia de adquirir nuevos hábitos positivos que ocupen el lugar de los viejos hábitos nocivos. Estos nuevos hábitos incorporados y sostenidos en el tiempo pueden ser transformadores para las personas y sus vidas. Los pequeños cambios llevan a cambios mayores. Cambiamos nuestro hogar interior, nuestro pueblo interno y nuestro entorno, el pueblo externo donde vivimos también cambia, pasa a ser un reflejo de nosotros. Todo lo que nos rodea pasa a ser una proyección de nuestro nivel de Ser.
La escuela, Alba la profesora, Klaus el leñador, Jesper el cartero, los niños, el pueblo, todos cambian, ya no son lo mismo de antes.
Alba la profesora le muestra a Jesper como ha cambiado el pueblo y hace un comentario y le dice: “no parece el mismo sitio, ¿verdad?”.
Si elevamos el ancla de nuestro barco interior, de nuestra psicología, y lo llenamos con un nuevo conocimiento en dirección a un nuevo puerto más luminoso, más consciente, nuestra esencia va a crecer en comprensión y nuestra vida ya no será la misma.
Este pueblo y sus gentes son un nido de violencia y emociones negativas donde todos han olvidado lo que son: los niños no viven como niños, la profesora hace de pescadera, el leñador se olvidó de su niño interior, la escuela es una pescadería, la oficina de correos un palomar, el pueblo olvidó ser un lugar de convivencia armoniosa. Todo está en desequilibrio, nada ni nadie hace su función.
Me quedó una imagen de la profesora tras el pupitre junto a la pizarra, con los alumnos delante mirándola fijamente, deseosos de aprender y se ve una escena con la escuela llena de pescado y cuchillos, sin material escolar, sin libretas, ni lápices y aparece una imagen en primer plano que se detiene en su expresión de cara, con una mirada perdida que parece decir: ¡que estoy haciendo! ¡soy profesora, no soy pescadera!.
Jesper, el cartero y Klaus, junto a los niños encuentran el antídoto para este veneno que se ha extendido como un virus. El propósito de los niños de obtener un juguete como premio y su cambio de actitud con la incorporación de nuevos hábitos positivos hacen posible una transformación del paisaje psicológico de los ciudadanos. Como pasa con esta enseñanza, el nuevo conocimiento y la puesta en práctica de lo aprendido en la vida cotidiana puede llevarnos a una segunda educación, una personalidad construida al nivel del ser que somos.
Ahora la escuela vuelve a ser una escuela. La profesora Alba vuelve a enseñar, el cartero Jesper es un buen cartero, los niños vuelven a ser niños, Klaus el leñador encuentra a su niño interior. El pueblo vuelve a ser un lugar de convivencia en paz y armonía. Cada cosa se pone en su sitio. Cada uno de nosotros con estudio y práctica, la Escuela y el maestro que nos guía en el camino tenemos la posibilidad de recuperar nuestro centro de gravedad y poder llegar a ser un hombre o una mujer equilibrados.
por Jose Ma | Ene 20, 2024 | autoconocimiento, películas
Los guardianes cuidan en todo momento de la felicidad de los niños, a través de sostener un mundo de fantasía creado por el inconsciente colectivo, con eventos de la vida mecánica como la Navidad, la Pascua o los regalos por la caída de un diente.
Los guardianes me parecieron los yoes más mecánicos, más dormidos, que buscan un alimento, un regalo para la esencia, para nuestro niño interior en cosas externas, pasajeras, irreales, que no llevan a una felicidad duradera. Cuando aparece la sombra, los problemas en forma de miedos, inseguridades, ignorancia, oscuridad, todo este mundo de fantasía se viene abajo con facilidad y dejamos de creer en nosotros mismos, dejando al descubierto todos nuestros conflictos, porque habíamos depositado el poder afuera.
Llega un momento en que estos yoes, los guardianes, toman conciencia de las verdaderas necesidades de los niños, de la esencia, cuando descubren que lo que hasta ahora habían estado haciendo de manera mecánica, lo único que sabían hacer, ya no servía como alimento interno y no alejaba a la sombra.
Cuando realmente conocen por comprensión que lo que la niña más pequeñita quería era la experiencia del tiempo compartido y la felicidad de interactuar con los guardianes más que los objetos y regalos por sí solos, éstos yoes, los guardianes, se vuelven más conscientes, cambian de actitud, forman como un grupo de yoes más despiertos, o mayordomo delegado y junto a la esencia, los niños toman el poder para hacer frente a la sombra, pero ahora desde otro lugar, desde la fuerza de la comprensión y el conocimiento. Seguramente no podemos cambiar a la sombra: los problemas, las dificultades, a las personas, pero podemos cambiar nuestra actitud hacia ellas, verlas desde otro punto de vista y usarlas como herramientas para crecer interiormente. Transformar nuestro ser para cambiar nuestra vida.
Descubren que el verdadero regalo está dentro de cada uno de nosotros. Los niños pueden sentir el poder que llevan en su interior y vencer a sus miedos.
Me llamó la atención un comentario de uno de los guardianes cuando dice: “los niños son lo único que tenemos, todo lo que somos, y todo lo que siempre seremos”. Estos niños como metáfora de nuestra parte esencial.
por Jose Ma | Ene 13, 2024 | autoconocimiento, películas
Despejar, limpiar nuestra niebla interior para poder llegar a sentir nuestra alma, como en esta historia ver el monte Fuji, en Japón, en un día claro y despejado o como Rudi el protagonista, descubrir a su esposa, a su propia alma, que estaba tan cerca suyo pero que no conocía. La mecanicidad y la inmovilidad de la rutina diaria habían ocultado la verdadera naturaleza de su esposa y de su ser. Como decía Rudi a su amiga japonesa, que su esposa era como un leopardo atrapado en una jaula. Había otra mujer dentro de ella que no vio. O como el bailarín de danza japonesa Butó que se quita toda esa ropa de sufrimiento y dolor, bailando con la sombra, el lado más oscuro, hasta dejar al descubierto su cuerpo desnudo. En esta escena Trudi, la esposa se ve a sí misma a través de los gestos, la expresión del bailarín como un solo ser sin separación.
El tiempo que tenemos ahora para hacer experiencia es un tesoro para aprovechar en este mismo instante. No sabemos de cuánto tiempo disponemos. Lo que no se hace ahora porque no estuvimos presentes, por distracciones de la vida mecánica puede ser demasiado tarde si nos quedamos sin tiempo y ya no podemos recuperar el tiempo pasado. Tenemos una oportunidad, si la desperdiciamos puede que no se vuelva a repetir.
Hay personas que en un día pueden descubrir más cosas de nuestra interioridad que otras personas más cercanas en años, que han estado junto a nosotros toda una vida. Creo que el tema está desde que centro nos comunicamos y el nivel de ser de cada persona.
Esta desorientación que tiene Rudi el protagonista moviéndose por la ciudad de Tokio, sin conocer el idioma, los lugares, las personas, se parece al que tenemos en nuestro paso por la vida cuando nos relacionamos con personas y situaciones que no comprendemos y nos perdemos a través de los errores y malas decisiones. El encuentro con un guía, un maestro, como la artista japonesa que conoce en la calle, puede redirigir nuestro camino y llevarnos a nuestra meta, aquí el monte Fuji, la unión con nuestra parte más pura, nuestra alma.
Me gustó la idea de la tradición japonesa de dejar el calzado de la calle en la entrada de casa y usar otro tipo de calzado o ir descalzo, para que las impurezas externas no contaminen el interior de nuestro hogar, a nivel psicológico que las influencias de la vida mecánica no tomen el control de nuestro lado interno. Estar en nuestra casa lo más limpio posible.
por Jose Ma | Ene 6, 2024 | autoconocimiento, películas
La isla es la fantasía, la ilusión creada por la vida mecánica, la trampa, el anzuelo para mantenernos dormidos, distraer nuestra atención para alejarnos de la verdad.
La maquinaria de la Matrix y nuestra propia maquina quieren hacernos creer que lo que tenemos ahora es lo mejor para nosotros y cualquier otra posibilidad de cambio va a ser peor; como el engaño en esta historia con la supuesta contaminación que existe fuera de esta organización para mantener a todos dentro de la granja, dentro de este laboratorio.
Los clones no son conscientes de su naturaleza, viven en un mundo artificial sometidos a reglas que los limitan como seres individuales. Son piezas de una máquina que no conocen. No tienen posibilidad de desarrollo y cualquier intento de manifestar sus emociones y sus pensamientos son censurados.
Los clones que están atrapados en este laboratorio me parecieron las esencias de las personas que encargaron estos clones, que desean ser inmortales, como buscar esa parte esencial inmortal que llevan dentro. Al tomar conciencia de su naturaleza, los clones, la parte esencial, buscan a su contenedor, su traje, a su personalidad que vive en el mundo exterior, para alimentarse y crecer de las impresiones de la vida y adquirir conocimientos. Pero los yoes de la falsa personalidad hacen lo posible para que la esencia, es decir los clones, no puedan tomar el control de sus vidas y junto a la segunda fuerza, los obstáculos de la vida mecánica, aquí en forma de mercenarios y vigilantes, se alían para poner fin a la esencia. Aquí la esencia junto a la fuerza del conocimiento y la comprensión en forma del personaje Mac que conoce el camino, logra vencer a la falsa personalidad y marchar a bordo del barco Renovation o renacer y navegar libres por el mar o conciencia junto a otras esencias, otros clones.
La lotería, como premio para una vida mejor son las distracciones de la vida para mantenernos inmóviles en el mismo lugar de siempre esperando que algo externo tarde o temprano nos saque del sufrimiento, de la cárcel donde vivimos ya sea física o psicológica.
En el momento en que empiezan a despertar, a buscar respuestas se activa la segunda fuerza, los obstáculos, los impedimentos para que no descubran el engaño y la verdad tras la aparente imagen de orden y equilibrio. Descubren que la vida tiene más tonalidades y no todo es monocromático y uniforme, como los trajes blancos que llevan. Hay muchos más matices y posibilidades de enriquecernos a través de las experiencias cotidianas que nos ayudan a conocernos como seres conscientes.