por Jose Ma | Ene 13, 2025 | autoconocimiento, comentarios
Si deseamos hacer un cambio en nuestra vida, primero tenemos que ser conscientes de nuestro estado actual. Si seguimos pensando y sintiendo como hasta ahora, el cambio no es posible.
Observar lo que sentimos, lo que pensamos, lo que decimos y hacemos, nos hace ver lo que verdaderamente somos. Cuando observamos lo que somos puede llegar la ayuda para cambiar. Vivimos en una psicología, en un mundo interior en la penumbra y la observación de sí es la luz de la conciencia que nos va a permitir cambiar primero lo de dentro y luego lo externo, la vida.
Podemos usar una analogía para explicar esta idea:
Si imaginamos nuestra vida interior, nuestra vida psicológica como un taller de carpintería muy antiguo donde todos los operarios se han acostumbrado a trabajar siempre igual, fabricando el mismo tipo de muebles durante años, con las herramientas originales, los mismos tipos de madera, la misma distribución del espacio, la iluminación de siempre, los mismos clientes, etc. Todo prácticamente igual que en las últimas décadas.
Un día por la mañana el dueño llega al taller y al entrar por la puerta para iniciar la jornada laboral, de repente se detiene, observa a su alrededor y con otra mirada diferente a la habitual se da cuenta del estado actual de la carpintería; toma conciencia de la situación de precariedad y mecanicidad en el funcionamiento de su negocio y piensa que no pueden continuar así. Le pasa por la mente la idea de hacer cambios y después de meditarlo durante un tiempo toma la decisión de fabricar otra variedad de muebles de una calidad superior y otra funcionalidad para las actuales necesidades de los clientes. Quiere ampliar el mercado y para ello necesita más variedad de maderas, otras herramientas, nuevos diseños, modificar los espacios y formar a sus empleados para crear un mobiliario más innovador. Para llevar a buen puerto esta transformación son necesarios cambios significativos.
Para cambiar nuestra vida psicológica, necesitaríamos modificar algunos aspectos: como la actitud, la manera de pensar, con nuevos pensamientos y sentimientos y hacen falta conocimientos y un lenguaje como herramientas indispensables para dar forma al nuevo mobiliario de nuestra psicología y que pueda ser usado para decorar las nuevas situaciones y los nuevos eventos, es decir para tener una vida diferente a la actual. Es hacer posible un cambio interno en nuestro taller de carpintería psicológico que nos permita atraer situaciones y personas afines a nuestro nivel de Ser. Fabricar una vida mejor en nuestro taller interior.
por Jose Ma | Dic 4, 2024 | autoconocimiento, comentarios
Cuando en las enseñanzas del Cuarto Camino hablamos de la mecanicidad de las personas, se hace referencia a nuestra forma habitual de tomar las cosas de manera automática, sistemática, repetitiva, de cómo reaccionamos ante los eventos y situaciones de la vida, siempre de la misma forma y como éstos deciden por nosotros.
Nuestra estructura psicológica actual es el resultado de las impresiones adquiridas desde pequeños, imitando lo aprendido de nuestro entorno: la educación, la familia, los amigos, la cultura del país, las modas del momento, etc. Solemos pensar, sentir, hablar y actuar siempre del mismo modo. Actuamos como una máquina programada para funcionar siempre igual, repitiendo una y otra vez los mismos errores y cayendo en las mismas trampas. Vivimos limitados porque desconocemos detalles del funcionamiento de nuestra máquina psicológica, recursos propios que nos ayuden a tomar las cosas de forma diferente. Este conocimiento adicional que puede conducirnos a pensar de una nueva manera y ver las cosas desde otro ángulo, lo encontramos en las ideas de esta doctrina psicológica, que enfatiza el hacer un trabajo interior de autoconocimiento para despertar, sacar a la luz nuestra parte más esencial que está escondida tras numerosas capas formadas por diferentes personalidades, diferentes yoes que se han formado a su alrededor.
Tenemos que volver a hacer un viaje de autodescubrimiento del ser que somos, ser de nuevo un turista de nuestra psicología y redescubrir aquellos lugares internos de nosotros que están ocultos, buscar dentro lo que en nuestra vida pasamos por alto al transitar cada día por los mismos sitios en modo mecánico y donde hemos olvidados los detalles esenciales. El turista cuando visita por primera vez un lugar se detiene, observa, hace fotos y mira con detalle, con una visión curiosa y diferente lo que ve por primera vez. Ser un turista consciente que simplemente observa, sin juzgar, sin criticar lo que ve. Es muy importante recuperar ese espíritu de curiosidad, de observación, como el niño pequeño que comienza a descubrir los objetos que le rodean. Con esa nueva actitud vemos nuestros aspectos psicológicos: pensamientos y sentimientos con la cámara de la conciencia y podemos darnos cuenta de los detalles que antes mecánicamente pasábamos por alto y con el tiempo podemos hacer un álbum de fotos de todas las imágenes tomadas para evaluar el estado actual de nuestra máquina. Hacemos un viaje turístico a nuestro país psicológico para conocer en profundidad todos sus componentes, ya sean agradables o desagradables.
por Jose Ma | Oct 6, 2024 | autoconocimiento, comentarios
Una idea fundamental de esta enseñanza es que no somos seres completos. Nuestro desarrollo natural se detiene en un punto para luego seguir creciendo a través de los propios esfuerzos personales.
Cada uno de nosotros somos como una semilla, seres con la posibilidad de autodesarrollo en esta vida orgánica sobre la tierra. El fruto de este desarrollo seria la transformación en personas más conscientes, más despiertas. Para que tenga lugar el desarrollo de esta semilla son necesarios esfuerzos sobre el Ser que somos ahora, comenzando primero por un trabajo de autoconocimiento. Si seguimos pensando, sintiendo, hablando y actuando como hasta ahora, nada en nosotros va a cambiar, nada va a crecer. Sin trabajo interno, nacemos, vivimos y morimos como semillas, llevando una vida enteramente mecánica, de forma automática, sin desarrollo posible, donde todo nos sucede siempre de la misma manera, sin posibilidad de cambio. Nuestra vida gira en torno al mundo externo, con una visión hacia afuera y gobernada por nuestros sentidos.
El Trabajo del Cuarto Camino nos enseña un lenguaje y un conocimiento, que llevado a la práctica puede ser transformador, puede formar en nosotros una nueva persona, un ser más consciente.
La semilla de una planta o un árbol necesita de la tierra, ser regada y cuidada para que pueda crecer y desarrollarse. Las ramas, el tronco, las hojas, las flores y los frutos, no pueden aparecer por sí solos; igual que las cualidades del hombre y la mujer no pueden aparecer sin un trabajo interno.
por Jose Ma | Sep 21, 2024 | autoconocimiento, comentarios
LA OBSERVACIÓN DE SÍ
Que es la observación de sí
El Cuarto Camino tiene como propósito hacernos seres más conscientes, pero para ser más conscientes algún cambio se tiene que dar en nosotros. Si sigo pensando como siempre, si mis sentimientos y emociones se repiten de la misma forma, si mi forma de actuar ante un evento es siempre la misma, sin un cambio de Ser, vamos a seguir siendo la misma máquina, personas automáticas, reaccionado en la vida siempre igual, respondiendo de la misma manera y repitiendo los mismos errores que nos llevan a la infelicidad. Este trabajo nos muestra un conocimiento y un lenguaje que llevado a la práctica nos permite atravesar esa puerta que nos acerca a la conciencia, a una parte de nuestro hogar psicológico con más luz, donde vemos cosas que antes estaban ocultas. Aquí ese inicia el camino hacia la transformación interior. Y como lo que es adentro es afuera, también tiene lugar una transformación en las cosas externas.
Para comenzar a cambiar cosas en nosotros a nivel psicológico, este trabajo nos dice donde comenzar, que hay en mí, en mi interioridad que hace que siempre atraiga los mismos eventos, el mismo tipo de personas, los mismos errores, etc.
Primero tenemos que observar en nosotros mismos que hay que cambiar, que ropa sobra en nuestro armario que ya no sirve, para que pueda entrar ropa nueva.
La observación de sí es el punto de partida de este trabajo de autoconocimiento y transformación.
¿Qué creen que tenemos que observar en nosotros? ¿La ropa que llevamos puesta?,¿si vamos conjuntados?, ¿si voy bien peinado? (los que aun tengan pelo), ¿si hago buena cara?, ¿si me engordé?,¿si me noto más arrugas? ¿creen que esto es la observación de sí? O más bien la observación es; si estoy en el baño mientras me lavo la cara frente al espejo observo mis pensamientos que están en otro sitio lejos de allí, si estoy nervioso por el examen de hoy, si usé más cantidad de agua de la necesaria, si me distraje y perdí la noción del tiempo y llego tarde para coger el autobús, como dejé el baño después de usarlo, etc. La observación de sí es una mirada global, interna y externa frente a un evento. Es vernos a nosotros mismos, como en un espejo interior para ver los pensamientos, sentimientos, sensaciones en cualquier actividad diaria y de esta manera tener la posibilidad de cambiar nuestra actitud si nos hemos dado cuenta que siempre repito el mismo error por no ser consciente de mi mundo interior, lo desconocido que hay en mí.
La observación de sí es una mirada interior, a nuestro estado interno, nuestras reacciones y comportamientos ante los diferentes eventos y situaciones que se nos presentan en las actividades cotidianas. Es ir más lejos que prestar atención a la tarea que tengamos entre mano.
Si por ejemplo una persona se da cuenta que cada vez que usa el jabón de manos, el rollo de papel higiénico, la pasta dental, cualquier producto de higiene, siempre deja la parte final sin usar, es decir no termina todo el contenido del producto, puede llegar a descubrir con el tiempo, con más conciencia que cualquier cosa que inicia en su vida nunca llega a darle un final. Puede ser en cualquier ámbito, desde una película, un libro, un dibujo, los estudios, un proyecto, una relación, etc.
Para comenzar a cambiar algo en nosotros primero tenemos que observar aquello que queremos cambiar. Este trabajo nos muestra un lenguaje y el conocimiento necesario para ver aquello que tenemos que cambiar en nosotros. La observación de sí es un rayo de luz que penetra en nuestras tinieblas interiores, nuestro lado desconocido, oculto. Este rayo luminoso es la conciencia que saca a la luz esos numerosos yoes, esas diferentes personas que sienten, hacen y piensan y que conviven con nosotros, en nuestra casa psicológica y que tomamos como propios, con los cuales estamos identificados. Son estas tinieblas interiores aquellas cosas ocultas en nosotros que no vemos con nuestro habitual nivel de conciencia, pero que trabajan en la sombra dando forma a la vida que llevamos en este momento.
Por ejemplo, si nos estamos cepillando los dientes podemos estar atentos mientras lo hacemos, pero ¿nos observamos a nosotros mismos mientras lo hacemos? ¿Que os parece? Mientras nos cepillamos los dientes ¿somos conscientes de los pensamientos que nos pasan por la cabeza? ¿Cual es nuestro estado de ánimo en ese momento? ¿Nuestra postura corporal mientras lo hacemos? ¿somos conscientes del tiempo que nos lleva esta tarea? ¿de la cantidad de pasta y agua que usamos? ¿somos conscientes si lo hacemos siempre de la misma forma mecánica, en la postura del cuerpo? ¿el orden por donde circula el cepillo es siempre igual? En este ejemplo podemos ver que atención y observación de sí no son la misma cosa. La observación de sí implica un estado de conciencia más elevado, vemos más cosas del cepillado ya sean externas o internas. Nos vemos a nosotros mismos en el cepillado y nos darnos cuenta de la mecanicidad que hay en esta tarea cotidiana y a partir de ahí juntando fotografías de esa actividad en el tiempo, tenemos la posibilidad de hacer cambios si son necesarios.
La separación interior
Para observarnos a nosotros mismos primero hay que dividirse en dos; un lado observante y un lado observado.
El lado que observa lo llamamos el yo observante. El yo observante examina la máquina, la persona que somos haciendo las cosas siempre de la misma manera, reaccionando siempre igual en la vida y con la que estamos identificados. La observa de manera imparcial y objetiva, sin juzgar, sin criticar, simplemente observar. Este yo observante está formado por el trabajo y sus ideas, es un yo que viene de un nivel superior de conciencia.
Tiene lugar una separación entre el observador y lo observado. El yo observante es como un explorador equipado con las herramientas adecuadas (conocimiento, atención, conciencia) para poder adentrarse en ese mundo desconocido, esa jungla misteriosa, y no caer en las trampas, y peligros que acechan en la práctica de este trabajo. A nivel psicológico esas trampas serían las emociones negativas, los yoes negativos, actitudes mecánicas, justificaciones, identificaciones, etc. Permite ver aquellas partes de nosotros que están en la penumbra y poder separarnos de ellas.
Todos tenemos una psicología adquirida por la sociedad donde vivimos, la educación recibida, la familia, amigos, modas de la época, etc., pero no somos nosotros, es un yo imaginario, y es lo primero que hay que observar, para separarnos de ese yo imaginario que tomamos como auténtico y ver tras toda esa fachada al verdadero yo real, nuestro verdadero ser. La observación de sí es el primer esfuerzo que nos dice el Trabajo que tenemos que hacer para detectar en nosotros lo que no es real.
Podemos comparar al yo observante como un cámara en el rodaje de una película, donde graba las escenas, a los actores, los escenarios, decorados, pero no forma parte de él, lo ve desde la distancia, sin intervenir, como un mero observador.
Si vemos a los pensamientos, sentimientos, sensaciones, conductas, etc., como los actores que trabajan en la película de nuestra psicología, en nuestro mundo interno, objetivamente, sin engancharnos, podemos ser conscientes a la luz de la conciencia del yo observante, este cámara objetivo, y ver el guión, la temática, los estados internos en ese momento. Que película gobierna nuestra psicología y que actores o yoes tienen los papeles de protagonista. Si es un drama, una comedia, de terror, misterio, romántica, musical, etc.
El objeto de la observación de sí
La observación de sí es un acto de atención dirigida hacia adentro, que nos permite el cambio de sí y puede llevarnos a cambios definidos en el hombre y la mujer.
Uno de los objetos de este Trabajo es ponernos en contacto con los centros superiores, niveles superiores de conciencia, que nos están hablando constantemente, pero no podemos oírlos. El Trabajo nos enseña que una de las primeras cosas que tenemos que hacer es observarnos a nosotros mismos, observar esa sustancia que se interpone entre nosotros y los centros superiores. Esa sustancia es toda nuestra parte inconsciente, cuya existencia no percibimos. La observación de sí deja penetrar un rayo de luz en esa masa de pensamientos y emociones que viven ocultos en ese bosque misterioso de nuestro país psicológico. La oscuridad del estado de sueño, donde vivimos distraídos y no estamos conscientes, los mantiene vivos dando forma a comportamientos y actitudes que tomamos como propios.
Con la observación de sí y el conocimiento del trabajo podemos entrar en ese bosque oscuro llevando luz, para ser consciente de lo que hasta ahora habíamos tomado como yo.
El trabajo nos dice que debemos ver ese lado oculto en nosotros, pero sin identificarnos, para cambiar el sentimiento de sí mismo y disolver el yo imaginario y así poder recibir influencias de otra fuente de significados.
Ese lado desconocido en nosotros es como otra persona y tendemos a verlo primero en las otras gentes y es motivo de frecuentes roces y conflictos. Al ver ese lado no consciente en nosotros no lo proyectamos en los demás y hace posible que la relación con los demás empiece a cambiar.
Uno de los objetivos de la observación de sí es ver en nosotros lo mismo que vemos en las otras personas, esa parte de la que no somos conscientes pero que actúa en todo momento.
Cuando vemos algo de una persona que nos disgusta, tratemos de observarnos y ver esa misma cosa en nosotros.
La observación de sí es la antesala a otro nivel de comprensión más elevado de nosotros que este trabajo lo llama el recuerdo de sí, o percepción de sí. Si vamos juntando observaciones por ejemplo de una emoción negativa que se repite al ver a una persona, con el tiempo podemos observarnos al instante cuando se despierta esa emoción con la persona delante y darnos cuenta de como va cambiando nuestra animosidad, nuestro estado de ánimo, recordarnos que ya estuvimos en ese lugar y como nos sentimos, y entonces actuar desde la conciencia, no alimentando más de la cuenta esa emoción para que no tome el control de nuestra psicología.
Como observarnos a nosotros mismos
Para observarnos de forma correcta tenemos que separamos de lo que se observa, ser imparciales, sin juicios, ni valoraciones, sin medidas, como si fuéramos científicos que estudian un invento. Observarnos sin intervenir en lo que se observa. No podemos cambiar algo en nosotros si nos identificamos con lo que observarnos, con lo que ocurre en uno, con cada estado de ánimo, pensamiento, sensación, etc. Hay una frase muy utilizada en el trabajo para no identificarnos con lo que se observa y es “esto no soy yo”.
Todas estas observaciones son como fotografías de nosotros mismos, que si las unimos pueden formar un álbum psicológico, un retrato del ser que hemos sido hasta ahora.
Tenemos que Observar en nosotros como nos sentimos y que pensamos ante determinados eventos. Nuestra manera de actuar ante las personas. No basta con solo conocer algo, observar va más allá, es darse cuenta de algo en uno mismo que hasta ese momento pasaba desapercibido, entonces al verlo ya hemos dado el primer paso para poder cambiar aquello que nos estaba causando malestar a nosotros y a los que nos rodean.
Es como si en una habitación con poca iluminación en nuestra casa, donde guardamos viejos trastos, al abrir la puerta para ver lo que hay en su interior vemos sólo sombras de los objetos que hay dentro, percibimos el contorno de forma muy vaga. Pero si instalamos una bombilla con más voltaje que ilumina más, lo que antes parecía borroso, ahora con otra luz vamos a verlos con mucha más claridad y vamos a distinguir cada objeto y su forma. Con la luz de la conciencia, ese rayo de luz que llamamos el yo observante percibimos yoes, conductas, emociones, actitudes hasta entonces extrañas para nosotros, pero ahora las vemos de forma nítida. Siempre habían estado habitando en nuestra casa como inquilinos, actuando desde las sombras, conspirando parar frenar nuestro crecimiento, pero sacados a la luz, ahora, conociendo que existen y como actúan, ya podemos trabajar sobre ellos con lo que este trabajo nos enseña, para no alimentarlos más, y quitarles su poder.
Si veo en mí a la luz de la conciencia que siempre que me proponen hacer algo nuevo que no tenía previsto, uno de mis yoes siempre responde de forma automática con un no, si estamos atentos cada vez que se repite y si nos recordamos a nosotros mismo podemos cambiar en tiempo real nuestra repuesta y valorar la opción de contestar de forma afirmativa a una propuesta que puede ser enriquecedora. En este ejemplo descubrimos un yo recurrente que nos cierra la puerta a experimentar otras posibilidades. Estaba oculto en nosotros porque lo tomábamos como propio. Al observarlo con la conciencia, ya nos separamos de ese yo, ya no somos ese yo y en ese momento ya no tiene poder sobre nosotros, tenemos margen para para no seguirlo y con otro yo más consciente optar por otras opciones. Tenemos más libertad.
En la película “Atrapado en el tiempo” o como se conoce popularmente el día de la marmota donde Phil el hombre del tiempo queda atrapado en un día que odia, donde tiene que cubrir la noticia de la salida de la marmota de su hibernación y según la sombra que proyecta, el invierno se puede alargar más o menos tiempo. Repite el mismo día una y otra vez, siempre repitiendo los mismos errores. Hay una escena donde al salir del hotel por la mañana para ir a cubrir el momento en que la marmota sale de su casa, al ir a cruzar la calle siempre cae en un charco un día tras otro. Esta identificado con su estado negativo y no puede observarse. Siempre acaba con los pies en el agua. No logra observarse en un día concreto de su vida. Pero a medida que comienza a observarse y a recordarse, al ser más consciente de sus pensamientos, sentimientos y acciones, empiezan a cambiar cosas, ya no acaba con los pies en el charco, da un paso más para no ser víctima de sus estados negativos. Empieza a construir un nuevo día, construir una nueva persona que lo libera de ese otro yo imaginario.
Nuestro álbum de fotos
Un día de nuestra vida puede ser un espejo donde vernos en nuestras actividades cotidianas. Desde el mismo instante en que nos despertamos se activa nuestra charla interior, un diálogo interior de cosas que quedaron del día anterior y de las que proyectamos para el día que empieza. Multitud de yoes con sus pensamientos y sentimientos invaden nuestro ser, dando forma a nuestro retrato psicológico diario que se repite día tras día sin cambio alguno. Pero si logramos que algunos de los yoes más conscientes, como el yo observante penetre en esa espesa red y pueda ver en la distancia de manera objetiva nuestro comportamiento en las pequeñas tareas, podremos hacernos una idea del ser que somos ahora, como si tuviéramos en la mano una foto reciente que nos han hecho y ver nuestros gestos, la mirada, la ropa, la postura del cuerpo. Ya tendremos material para cambiar lo que no nos gusta en nosotros, pero sin animosidad.
La suma de todas esas fotos diarias hechas por nosotros forman una imagen definida, concreta donde poder reflejarnos y ver que es necesario cambiar y con la ayuda del recuerdo de sí y del trabajo sobre sí ir cambiando aspectos que se repiten.
Normalmente tenemos tendencias en nuestra personalidad que se repiten mecánicamente debido a factores externos adoptados de la vida desde que nacemos, por la educación recibida, con las personas que nos relacionamos, la familia, la cultura del país, las modas del momento y muchas cosas más. Si comenzamos por observar pequeños hábitos que se han instalado en nosotros y que damos por supuesto que somos nosotros, es un primer paso para empezar a ver algo nuevo en nosotros que hasta ahora no teníamos ni idea que estaba ahí; quizás la gente de nuestro entorno lo estaba viendo, pero para nosotros era invisible porque estábamos identificados, enganchados plenamente.
Es como cuando en el trayecto de casa al trabajo, siempre pasamos por las mismas calles, usamos el mismo transporte, el paisaje nos parece todo igual, nuestra atención se centra principalmente en los vehículos, porque es un tema que nos apasiona, los autos, las motos, camiones, etc. El resto de nuestro entorno es un decorado de relleno. Pero un día algo en nosotros nos dice que tiene que haber algo más que vehículos en este camino y queremos conocer más cosas de nosotros y comenzamos un trabajo de autoconocimiento y a partir de ese momento van apareciendo más cosas en ese camino hacia el trabajo. Descubrimos que en el trayecto diario también hay árboles de diferentes especies, edificios con encanto del siglo pasado, el dibujo del pavimento, los diferentes balcones de los edificios, el nombre de, las calles por donde pasamos, la gente, los animales, etc. Vemos mucho más que al principio. El conocimiento de lo que él trabajo nos dice que tenemos que observar amplia nuestra conciencia de sí.
Conclusión
Nuestra vida es el reflejo del nivel de conciencia que somos como ser. Hay una frase en el trabajo que dice que el nivel de ser que somos ahora atrae nuestra vida. Para elevar nuestro nivel de Ser tenemos que ser más conscientes de nuestra vida psicológica, es decir de nuestros pensamientos y sentimientos. Para comenzar a ver el Ser que somos, que vive en nuestro hogar, iniciamos este camino observando a ese otro ser imaginario formado por la vida y que tomamos como nosotros mismos. El que observa es otro yo más consciente, que dotado de más consciencia, con una linterna más potente, ilumina los rincones ocultos donde viven yoes desagradables.
por Jose Ma | Ago 25, 2024 | autoconocimiento, comentarios
Una geoda es una cavidad esférica, como una cápsula forrada de cristales en su interior, que pueden ser de gran pureza y transparencia. Pueden tener diferentes tamaños, las más grandes descubiertas hasta ahora con cristales de hasta 2 metros de longitud. Estas geodas permanecen ocultas en las entrañas de la tierra, bajo toneladas de rocas y minerales. Para llegar hasta ellas los mineros tienen que hacer un gran trabajo de perforación y extracción de toda la tierra que la oculta, creando túneles y galerías hasta acceder a esta joya de la naturaleza.
Llegar hasta nuestra geoda interior, nuestra esencia, requiere también un gran esfuerzo de los yoes más conscientes, esos mineros que valoran este trabajo de crecimiento interior, para apartarse y separarse de la falsa personalidad, de la multitud de yoes negativos, de esas diferentes personas, que viven en nosotros y que ocultan nuestra esencia bajo numerosas capas. Mediante el yo observante, el lado más consciente de nosotros, es posible adentrarse en las profundidades de este mundo inconsciente y desconocido hasta ahora. Nos permite iluminar y discernir los diferentes estados, actitudes, reacciones, pensamientos, que actúan de manera mecánica en nosotros y ser más conscientes de aquello que nos mantiene atrapados en el estado de sueño. Separarnos de los miedos, inseguridades, envidias, críticas, vanidad, orgullo, pensamientos negativos, etc., llevando a la práctica lo que el trabajo nos enseña. Es vaciarnos de todos los escombros que hasta ahora no dejaban ver nuestra parte más esencial. Una vez que los yoes mineros más conscientes, se abren paso a través de las galerías de nuestra psicología, con el recuerdo de sí, se apuntalan y refuerzan los túneles excavados para evitar que vuelvan a llenarse de las rocas y los minerales que se habían extraído, de todos los deshechos psicológicos que cerraban el paso hasta nuestra esencia, la geoda que todos llevamos dentro.
por Jose Ma | Ago 3, 2024 | autoconocimiento, comentarios
Las enseñanzas del Cuarto Camino nos recuerdan constantemente que las personas en nuestro estado actual, ahora, en este mismo instante, estamos dormidas, que somos máquinas que no se conocen a sí mismas, gobernadas por las influencias y circunstancias externas de la vida. Nuestras reacciones ante los distintos eventos siempre suelen ser las mismas. Nuestra mirada está dirigida hacia afuera, hacía el mundo sensorial que nos llega a través de los sentidos. Vivimos de espalda a nuestras emociones y pensamientos, es decir a nuestros estados internos.
Como decía Maurice Nicoll, autor de Cuarto Camino, “somos máquinas conducidas por la vida”. Por consiguiente, todo en la vida nos sucede, sin posibilidad de hacer. La vida decide por nosotros. Todo sucede de forma mecánica en la vida, igual que llueve, nieva, hace viento, sale el sol, llega la noche, etc. Y así un día tras otro, mes a mes, año tras año. Nos movemos al ritmo de la música que la vida nos marca, aunque tengamos la ilusión de que podemos elegir nuestras propias canciones.
Somos como los ferrocarriles manejados por un conductor que siempre sigue el mismo trayecto, el que le marca la compañía ferroviaria, y que siempre circula por las mismas vías y que hace cada día la misma ruta, sin la posibilidad de cambiar de vía y de trayecto. Siempre las mismas estaciones, el mismo recorrido, los mismos puentes, túneles, edificios, el mismo paisaje, el mismo destino. Viajamos por nuestro país psicológico con un tren que está a las órdenes de la vida mecánica, donde todo sucede de una única manera.
Pero con el trabajo de crecimiento interior, el conocimiento y la práctica que nos propone el Cuarto Camino tenemos la posibilidad de cambiar al conductor de la locomotora, con una nueva manera de conducir el ferrocarril, una nueva manera de pensar, que nos guía a una nueva comprensión, más conciencia, a nuevas rutas y nos permita transitar por nuevas vías, nuevos trayectos, diferentes estaciones en otros pueblos y ciudades. Podemos ampliar nuestro mapa en la vida, abarcar más lugares y decidir nuevos destinos a visitar.
por Jose Ma | Jul 21, 2024 | autoconocimiento, películas
El retrato de la sociedad más avanzada e industrializada difiere muy poco de la imagen que aparece al inicio del rebaño de ovejas donde el sistema de control no deja espacio a la individualidad. Pensamos que somos libres, pero vivimos en una especie de cárcel donde no vemos los barrotes. No tenemos el control de nosotros mismos y somos víctimas de las decisiones de otros, los que manejan los hilos de este sistema.
Es una prisión externa e interna a la vez. La externa es el reflejo de nuestra forma de pensar limitada por la parte más mecánica de nuestro lado intelectual. Esta forma de tomar las cosas siempre de la misma manera lo proyectamos y toma forma en todo lo que vivimos, ya sea el trabajo, la familia, amigos, la vida en su conjunto es una prisión, aunque nos parezca todo lo contrario.
Si tomamos la figura del protagonista como la personalidad que forma nuestro ser y que es un producto formado de las impresiones adquiridas a lo largo de la vida, todo lo que va encontrando en su camino son situaciones que le suceden y que acepta como parte de su normalidad, atrapado en un sueño recurrente dentro de la prisión de esta vida.
Llega a ser “feliz” en su cómoda celda psicológica creyendo ser libre.
Con los años y por falta de conciencia nos vamos construyendo nuestra propia prisión mental, con actitudes adquiridas de la vida mecánica y que nos llevan al mismo lugar: el sufrimiento, en este caso una y otra vez visitando la cárcel.
No tarda en aparecer otro componente del ser, la esencia, aquí representado como la chica, la parte más jovial y rebelde, que busca liberarse de la imposición del sistema.
La película viene a ser una metáfora del estado actual de nuestra casa psicológica donde vivimos atrapados por viejas formas adquiridas de pensar, como el sistema que domina la vida ya sea en forma de fábricas, cárceles, ciudades, países, etc.
Si tomamos esta fábrica donde trabaja Charlot como una muestra del Ser que somos en la actualidad, donde los obreros son los yoes o diferentes personas que habitan en nuestra psicología, dirigidos por la mente formatoria o el presidente de la compañía, como una pieza más de la vida orgánica sobre la tierra, como alimento a esta fábrica de dolor que es la vida.
Si algún obrero de la fábrica o un yo de nuestra psicología quiere salir de esta mecanicidad es detenido en su intento y llevado preso.
Pero con la ayuda del trabajo de autoconocimiento, esencia y personalidad (La chica y Charlot), pueden ir juntos de la mano por la carretera que los lleva a la libertad, fruto de la conciencia y el yo real.
Ahora pueden construir su propio hogar a la medida de su nivel de conciencia.
por Jose Ma | Jun 29, 2024 | autoconocimiento, comentarios
Comentario de Maurice Nicoll:
“Se le dice que hay una cosa que puede hacer respecto de sí y es observarse a sí mismo, observar el trabajo de los diferentes centros y observar los diferentes «Yoes» en sí, observar cuando está considerando interiormente, observarse cuando es negativo, cuando se está identificando, cuando se justifica a sí mismo, etc. Este Trabajo se propone integrar una persona, fortalecerla y hacer que tenga una relación más clara con todo cuanto tiene lugar dentro de ella. Por esta razón se le enseña ante todo a observarse a sí misma, y luego a observarse a sí misma desde ciertos ángulos bien definidos. Un hombre debe dominarse, debe ser firme, debe dejar penetrar la luz dentro de sí con el fin de ver lo que tiene lugar en él y ver así hacia donde va. Además debe observar donde habla equivocadamente, donde se queja y no trabaja, donde dice mecánicamente cosas que deberían pertenecer a la observación de sí.
Es muy necesario establecer una clara percepción de dónde está uno. No quiero decir con ello el lugar donde se está en el espacio físico sino dónde se está en el mundo de relaciones que es el verdadero mundo donde vivimos. Todo radica en las relaciones, en cómo estamos en relación con las cosas. No se puede cambiar la cosa misma, pero se pueden cambiar las relaciones que tenemos con ella. Todo este Trabajo se refiere al cambio de las relaciones, tanto con nosotros mismos como con la vida. Decir que no se puede hacer nada es tomar la idea del Trabajo de un modo muy equivocado. No se puede cambiar la vida. No se puede hacerlo en ese sentido, pero se puede cambiar uno mismo y las relaciones que se tiene con todo. Esto es lo que el Trabajo subraya una y otra vez.
Recuerden que toda la cuestión estriba en cambiar nuestras relaciones con las cosas, en tomar las cosas de una manera nueva y así en pensar acerca de todo en una forma nueva.”
Maurice Nicoll
Si tomamos esta idea y comparamos la vida como si fuera un tablero de ajedrez y nuestras decisiones, nuestros pasos por la vida las hacemos por ejemplo con las piezas blancas y siempre se mueven por las mismas casillas, siempre repitiendo los mismos movimientos, los mismos errores, con nuestra habitual forma mecánica de pensar, sentir y hacer, la respuesta de la vida que responde con las piezas de color negro siempre será la misma, con idéntico resultado. La vida mecánica siempre nos va a ganar la partida de atraparnos en el sueño. Todo nos va a suceder como hasta ahora, nada va a cambiar y nada podremos hacer. Pero si vamos tomando conciencia y comenzamos a cambiar nuestra forma mecánica de tomar las cosas y los movimientos de las piezas blancas empiezan a ser diferentes, con una nueva forma de sentir, hacer y pensar, vamos a elegir mejores casillas, mejores decisiones y las piezas de la vida, las de color negro, van a empezar a moverse de otra forma, a ocupar otro lugar y los resultados van a ser distintos; vamos a tener la posibilidad de hacer una mejor partida y atraer cosas nuevas. Más conciencia en nuestros movimientos, mejores resultados en la vida.
No podemos cambiar la vida, la organización de este tablero de juego, pero sí nuestros movimientos, para que sean más acertados, con más conciencia, para que las piezas que mueve la vida no nos cierren el camino hacia una vida más feliz. Poder caminar por las mejores casillas del tablero.
por Jose Ma | May 20, 2024 | autoconocimiento, películas
El bosque donde vive la princesa Mononoke junto a su familia de lobos ha sido invadido por influencias externas; un grupo de hombres armados y violentos encabezados por su líder Lady Eboshi. Es como una metáfora del estado de ser de las personas que viven bajo el poder de las emociones negativas, en la mecanicidad, dentro del nivel más bajo del rayo de creación. La princesa, los lobos y demás animales son como los yoes del bosque, que habitan dentro de nuestra psicología; nuestro bosque y donde el veneno de las emociones negativas que contamina y enferma a las personas también ha contagiado al bosque y sus habitantes. Como ocurre con el centro emocional estas influencias negativas no le pertenecen, llegan al bosque desde el exterior, de impresiones externas. Se instalan en esa habitación de nuestra casa, de nuestro hogar psicológico y desde allí van creciendo y adueñándose de las otras habitaciones, nuestros centros psicológicos.
La ira, la rabia, el odio, la violencia son como una enfermedad que nos debilita, nos deja sin energía y sin fuerzas para llevar una vida feliz. Como le sucede al jabalí que viene del bosque, nos transforma en una especie de demonio que contagia a todo cuanto hay a su alrededor.
Pero como dice uno de los personajes: “existe un lugar al oeste de las montañas donde habita el espíritu del bosque”. En nosotros ese lugar escondido sería nuestro lado esencial.
El joven príncipe Ashitaka y la princesa Mononoke serían como esos yoes más conscientes que quieren trabajar para despertar la parte más esencial del ser humano y en esta historia al espíritu del bosque. Para ellos los humanos y el bosque pueden vivir en paz. Lo más externo como la personalidad y lo más interno como la esencia pueden estar en equilibrio. En el otro extremo está la gobernanta de la ciudad de hierro, lady Eboshi, con su ejército como los yoes más negativos que quieren destruir al espíritu del bosque, silenciar la esencia para tener el control de la máquina humana. Pero después de sufrir el camino largo y ver los resultados dolorosos de sus acciones, se da cuenta de su error, rectifica y propone a sus compañeros construir una nueva ciudad, pero una buena ciudad, a nivel psicológico un nuevo ser, con una nueva personalidad.
Y al final de la historia renace y florece un nuevo bosque. La esencia, como el espíritu del bosque crece y da forma a un nuevo paisaje lleno de vida y de luz. El viejo bosque, con las viejas actitudes, las emociones conflictivas ya no tienen lugar en el nuevo ser. Un nuevo bosque, un nuevo ser se ha formado.
por Jose Ma | May 18, 2024 | autoconocimiento, comentarios
INTRODUCCIÓN
Son muchas las emociones negativas, y todos más o menos tenemos alguna idea del sabor de algunas de estas emociones negativas, porque en algún momento hemos sido o estamos siendo víctimas de su poder. Forman parte de nuestra vida cotidiana, son asistentes no gratos a nuestra fiesta, a nuestra vida psicológica, a veces se cuelan sin ser invitados y otras las dejamos pasar por falta de conciencia, por no estar atentos a su llegada. Pero no son necesarias en nuestra vida porque contaminan todo lo que tocan. El miedo, la ira, la tristeza, el odio, el rencor, el resentimiento, la soledad, la culpa, la amargura, la inseguridad, la apatía, el desencanto, la vergüenza, la envidia, los celos, la depresión, y muchas otras más. Son como los virus, los parásitos, viven de nuestra energía y si las acogemos, si les abrimos la puerta de nuestra casa, nos van a debilitar y van a tomar el control de todas nuestras acciones y decisiones. Nuestras decisiones desde ese estado negativo pueden llevarnos a situaciones conflictivas como vemos muchas veces a nuestro alrededor, disputas entre compañeros de trabajo, con la pareja, con familiares y en otra escala: violencia de grupo en rivalidades por la religión, diferencias deportivas, crisis económicas, guerras, etc.
QUE SON LAS EMOCIONES NEGATIVAS
Para comenzar vamos a hacer una breve descripción de lo que llamamos emociones negativas.
El término emoción proviene del latín emovere, “poner en movimientos”, impulso que induce a la acción. Estado de ánimo causado por impresiones de los sentidos, experiencias, ideas o recuerdos, que se manifiesta en diferentes sentimientos. Una emoción saca a uno de su estado habitual.
Las emociones negativas son respuestas y reacciones desagradables e incómodas ante ciertas situaciones o personas, producen malestar psicológico y pueden ir acompañadas de reacciones fisiológicas como dolor de cabeza, estomacal, náuseas, mareos, etc. Es una experiencia psicofisiológica compleja e intensa de un individuo. Pueden provenir de objetos del mundo externo y también derivarse de los recuerdos, al estar en contacto con nuestros pensamientos e ideas.
Comentario de autor de Cuarto Camino: “cuando estamos tomados por una emoción negativa, no podemos pensar ni hacer nada, la emoción negativa es la que toma el control. Tiene un poder tan grande que puede llegar a gobernar varios aspectos interiores inclusive a toda la persona.»
El trabajo sobre las emociones negativas es importantísimo para poder hacer un trabajo de autoconocimiento y desarrollo interior. Tenemos la posibilidad de elegir un estado emocional mejor del que vivimos ahora si somos conscientes de las emociones negativas que viven en nosotros.
Para poder trabajar sobre las emociones negativas primero tenemos que localizar en nosotros las emociones que habitualmente frecuentan nuestra psicología y que a veces se disfrazan como emociones positivas, se camuflan como muchos animales en la naturaleza para permanecer ocultos.
¿Por qué se llaman emociones negativas?
Por sus efectos. Tienen efectos negativos en la salud en uno mismo y en el entorno. Causan daño, malestar, lastiman, hieren. Pueden tener consecuencias nefastas. Pueden llevarnos a la violencia o alguna forma de autoviolencia, hasta llegar al dolor y sufrimiento.
ORIGEN DE LAS EMOCIONES NEGATIVAS
Las emociones negativas son aprendidas de nuestro entorno desde pequeñitos. No hemos nacido con ellas. Las adoptamos por imitación de las relaciones de nuestro círculo de amistades, familia, compañeros de colegio, del trabajo, medios de comunicación, películas, etc. En la vida cotidiana o mecánica como se dice en este trabajo, forman parte del menú diario y está visto como algo natural en las relaciones entre las personas y lo extraño parecería que no estuvieran. Por eso es tan difícil separarse de ellas, porque están muy integradas en nuestra psicología. Como gesticulamos, los tonos de voz, nuestro vocabulario, lo vamos imitando de lo que tenemos a nuestro alrededor. Forman parte de la vida mecánica sobre la tierra, pero no de la vida consciente y las personas conscientes.
Un concepto que se explica desde este conocimiento es que todas las personas tenemos centros. Son el centro motriz, el emocional, y el intelectual (cuerpo, emociones y pensamiento). Nos centraremos en el centro emocional. Nosotros nacemos con el centro emocional limpio, pero a medida que vamos creciendo este centro se va dividiendo en una parte positiva con emociones positivas y una parte negativa con emociones negativas. Este no es el estado natural de nuestro centro. Podríamos llevar una vida tranquila sin emociones negativas. No necesitamos de las emociones negativas. Pero nuestra vida cotidiana creemos que si tenemos un examen debemos pasar nervios, si no sabemos de algún conocido hay que preocuparse, si tenemos que mudarnos hay que sentir estrès, o si la economía va mal voy a pasarlo mal y muchas otras más situaciones que se pueden dar.
¿DE QUE SE ALIMENTAN LAS EMOCIONES NEGATIVAS? ¿DE QUE VIVEN LAS EMOCIONES NEGATIVAS?
Las emociones negativas necesitan de nuestra energía para poder vivir. Cuando estamos dentro de la emoción negativa, ésta se está llevando nuestra energía y es fácil verlo en nosotros y otras personas cuando después de una bronca, discusión o con algo negativo que vamos dando vueltas quedamos con un malestar físico, agotamiento, apatía, como si nos chuparan la energía. Esta energía que se ha llevado la manifestación o expresión de la emoción negativa, ya no la tenemos para otras actividades de nuestra rutina diaria ni para nuestro trabajo interior. Por eso es tan importante el trabajo sobre las emociones negativas en este camino de autoconocimiento y desarrollo interior, porque necesitamos esa valiosa energía para nuestro crecimiento. Todas las emociones negativas dificultan el trabajo interior. Si lo vamos observando, con el tiempo nos vamos a dar cuenta que las emociones negativas no las necesitamos en nuestro hogar psicológico, son como ocupas que viven en nosotros, pero con la observación y el recuerdo de sí podemos expulsarlos de nuestra psicología y llevar una vida que nos pertenezca. Necesitamos esa energía para poder crecer, por eso todas las emociones negativas dificultan el crecimiento interior.
Todos los que vivimos, conocemos o hemos visitado grandes ciudades sabemos que tienen barrios mejores y barrios peores donde vivir. ¿En qué barrios de nuestra máquina psicológica, en que partes de nosotros queremos estar? ¿En las mejores partes o en las peores? Si prestamos más atención a nuestras emociones negativas, si somos más conscientes, si conocemos mejor nuestra máquina, nuestra ciudad, podremos elegir en que parte de nosotros queremos estar y donde no, y desde allí construir una ciudad mejor, una vida más armoniosa.
No se si han visto la película Atrapado en el tiempo, o como se conoce popularmente, el día de la marmota y como el protagonista se mueve al principio desde unas emociones negativas, atrapado en el día 2 de febrero, en un día que odia y que lo llevan siempre al mismo lugar, a repetir siempre lo mismo cada día. Siempre termina el día en un estado negativo. El orgullo, la vanidad, la apatía, el desprecio a sus compañeros le hace vivir una y otra vez el mismo día que tanto odia desde la emoción negativa y cómo desde ese estado, las consecuencias son siempre dolor y sufrimiento. Desde la hipocresía y el interés propio los resultados siempre lo llevan al mismo lugar. Empezar de nuevo el mismo día con los mismos eventos y la violencia hacia sí mismo y los demás. Hace un camino muy largo por no ser consciente de las consecuencias de las emociones negativas. Al final de uno de esos días, Rita, su compañera de trabajo le dice que esa “maldición“ que le sucede día tras día la puede tomar desde otro punto de vista. Al día siguiente prueba cambiar de actitud. Se da cuenta que puede usar ese tiempo y esa energía en algo más constructivo y como al ir cambiando su actitud y moviéndose desde otro lugar de su interioridad los resultados son diferentes. Sin las emociones negativas emplea su energía en tareas diarias que le ayudan a crecer como persona, tocar el piano, hacer escultura, literatura, conocer a sus compañeros de trabajo y las gentes del lugar, etc. e indirectamente ayuda a las personas de su entorno. Se ha producido un cambio y da inicio a un nuevo día. A podido escapar de esa cárcel de emociones negativas. El evento era el mismo, pero cambió su estado. Un estado sin emociones negativas.
Al inicio el protagonista quedó atrapado en el tiempo, pero más bien quedó atrapado en la prisión de sus emociones negativas, una cárcel psicológica, aislado de su parte más consciente, un camino largo sin fin, hasta que un día al despertar por la mañana cambió desde el inicio su actitud y ya vimos como siguió su día.
COMO MANTENEMOS EN EL TIEMPO LAS EMOCIONES NEGATIVAS
La justificación
En este trabajo para luchar con las emociones negativas tenemos que hacer un esfuerzo para no escuchar los argumentos de la justificación. No es necesaria la justificación para sentirse mal o violento. Si justificamos las emociones negativas nos decimos que son necesarias para vivir algún evento. Si el bus llega tarde no justifica un mal día. Si estoy de trabajo hasta las cejas no justifica hablar con desprecio a mí a compañeros. Si me salpicaron de tomate el pantalón en la comida no justifica pasar un rato desagradable. ¿cómo no me voy a enojar? ¿cómo no voy a estar triste? ¿cómo no me voy a preocupar? ¿cómo no voy a insultar? ¿o gritar?, etc. Nosotros mismos justificamos a las emociones negativas.
Cuando justificamos la emoción negativa le estamos otorgando un valor añadido, como si fueran necesarias para nuestro cotidiano vivir.
Una persona que llega a su casa a la noche después de un duro día de trabajo en la empresa y llega con la cabeza baja, sin apenas mirar a su pareja, sin hablar con sus hijos, con una mirada desagradable, seco en palabras, y que el tiempo que le queda libre del día en casa lo pasa mirando las noticias de la tele. Su pareja le pregunta por su estado de ánimo y él le contesta de mal humor: ¿cómo voy a estar después de trabajar todo el día como un esclavo?, cansado, aguantando la bronca del jefe, las críticas de los compañeros, nada ha salido bien de las tareas que me tocaron por hacer. Luego al terminar la jornada laboral comenzó a llover y el tráfico estaba peor que nunca. Tardé en llegar a casa el doble que un día normal y al llegar a casa ya no me quedó tiempo ni para cenar con tranquilidad ya pensando e ir a dormir pronto para madrugar al día siguiente. Y mañana más de lo mismo. Acabó con enojo, malhumorado, con ira, con apatía; y así vamos alimentando estas emociones negativas dándoles nuestro poder, nuestra energía, y así son ellas las que gobiernan nuestra vida. No permiten cambio alguno en nosotros porque ya no tenemos energía para reaccionar. Ya lo vemos como nuestra normalidad cotidiana y somos alimento para la vida mecánica o vida orgánica sobre la tierra como se le llama en el lenguaje de este trabajo. Salir de este bucle recurrente es posible desde la visión de un trabajo consciente proveniente de una Escuela de autoconocimiento.
LA CAUSA DE LAS EMOCIONES NEGATIVAS
La identificación
La identificación es uno de los conceptos de este Trabajo que más se estudia en esta enseñanza. Es un estado interior en el cual no podemos ver al objeto separado de la animosidad. Nos enganchamos, nos apegamos a un pensamiento, una emoción, una situación, un objeto, una ideología. Somos uno con lo que nos identificamos y lo que le sucede a aquello con lo que nos identificamos es como si nos sucediera a nosotros.
Cita de autor de Cuarto Camino:
“La identificación nos aleja de la objetividad ya que vemos las cosas desde un solo lado, del lado de la identificación. Si nos identificamos con blanco no veremos el negro y menos aún los grises.”
A veces escuchamos como alguien identificado con su equipo de fútbol favorito dice: ayer jugamos fatal, el árbitro nos robó el partido, si seguimos así este año no vamos a ganar ningún título y va a ser un desastre de temporada. Tenemos que fichar jugadores de más calidad para el próximo año, si no vamos a seguir como estamos. Si nos fijamos esta persona habla en todo momento en primera persona en plural como si hubiera estado jugando con el equipo o formara parte de la estructura técnica del club deportivo. Esta persona esta identificada con el equipo. En realidad no estuvo en el terreno de juego, esta persona no jugó el partido, pero todo lo que pasó en el partido era como si le hubiese pasado también. Y tampoco tiene decisión directa en los futuros fichajes de jugadores para el equipo de fútbol, pero pareciera formar parte de la dirección deportiva de este club de fútbol. Todo lo negativo y positivo que le sucede a su equipo es como si le sucediera a esta persona. Esta identificación alimenta la formación de las emociones negativas.
Igual lo vemos cuando nos identificamos con una ideología política y cómo nacen las emociones negativas cuando nos critican desde otra formación política. La separación que se crea entre las personas por ser de un partido político o de otro. Somos uno con esa idea y lo que critica a esa idea es como si fuera a nosotros. Al identificarnos con esa idea somos más vulnerables a las opiniones de los demás y caemos en la animosidad.
Hay emociones que con el tiempo quedan como latentes en nosotros y parece que no están, pero que al no trabajarlas pueden atraer situaciones recurrentes donde manifestarse. Podemos pensar que aparecen provocadas por eventos externos, pero en realidad ocurre al revés, el estado interno provoca la aparición de esa situación que despierta la emoción negativa. Vemos muchas veces como al querer evitar una emoción negativa cambiando algo externo, ésta aparece en otra situación diferente. La emoción nos sigue allá donde vayamos mientras no trabajemos nuestra interioridad.
Un ejemplo con una persona que se enojaba e irrita a en gran medida ante el más mínimo sonido elevado a su alrededor. Le molestaban los niños cerca, perros que ladraban, la música elevada, los vecinos hablando alto. Trataba de evitar los lugares donde había sonidos molestos, pero si cambiaba de vivienda encontraba otros vecinos que repetían los ruidos, si buscaba un bar tranquilo aparecían los niños que le molestaban, o los perros que ladran, o vehículos ruidosos, etc. Su estado interior atrae el evento. Sin un trabajo sobre el enojo el evento lo repite de forma recurrente.
Cuando el enamorado le dice a su amada: «no puedo vivir sin sí» o «sin ti yo muero». Esto sería un ejemplo de identificación. La identidad del enamorado se construye solamente al estar con la otra persona, y si esto no sucede, hay emoción negativa. El enamoramiento transformado en emoción negativa (obsesión, posesión, etc.) causa daño.
Por eso es tan importante observarse en esas situaciones y ver donde se originan esas emociones negativas. No podremos cambiar el evento, pero sí la forma en como reaccionamos ante ese evento, no actuar de la misma manera mecánica como hasta ahora hemos hecho. Cambiar algo a ver que pasa, como un experimento en nosotros.
Identificarnos es una forma de entregar nuestra energía a las emociones
EL TRABAJO SOBRE LAS EMOCIONES NEGATIVAS
Para comenzar a trabajar sobre las emociones negativas necesitamos el contexto de una Escuela de autoconocimiento como el Cuarto Camino. No se puede hacer este Trabajo sólo, se necesita un camino para conocer como trabajar en nosotros, de personas que ya lo han transitado.
Cita: “Las únicas técnicas para liberarnos del sufrimiento que producen las emociones negativas las encontramos en las Escuelas, y apuntan generalmente a la toma de conciencia de las mismas y por último a su trascendencia.
Cuando decimos liberarnos de las emociones negativas, nos referimos a técnicamente a que las mismas no decidan, ni planeen, nuestra vida anímica.”
Para trabajar sobre las emociones negativas primero hay que observarlas en uno mismo, cuando aparecen y cómo actúan. Hay que evitar hasta la saciedad su manifestación ya sea de forma oral, con gestos o violencia. Si nos resistimos a su expresión y les quitamos el alimento que les da la energía, les haremos pasar gana, hasta que se debiliten y pierdan su poder. Pero para esto hay que observarse y recordarse cuando la emoción negativa aparece y no dejar que decida por nosotros. Si vamos alimentando las emociones negativas, con el tiempo se van a ver reflejadas en las actividades cotidianas de nuestra vida, como consumir ciertos alimentos, adicciones varias, el tipo de música, películas, con las amistades que nos relacionamos, una serie de cosas que refuerzan ese estado negativo. Es como una forma de violencia o agresión hacía uno mismo. Hacemos de nuestra vida un cubo de la basura.
Hay algo a tener en cuenta en el estudio de las emociones negativas. No se pueden transformar en emociones positivas. O están o no están. Unos árboles como los castaños silvestres que crecieron de forma salvaje en nuestro huerto sin cultivar, y que su fruto son castañas amargas no van a darnos jamás castañas dulces comestibles. Si queremos unas castañas comestibles tenemos que sacar los castaños silvestres y entonces en el espacio que queda libre ya podemos sembrar los castaños que nos dan castañas comestibles. La tierra es la misma, cambiamos una semilla por otra.
Parte de nuestro trabajo personal estriba en administrar nuestra energía para que se dirija hacia nuestro desarrollo personal. Todo lo que quiere crecer necesita de esta energía y nuestra energía no debemos perderla con las emociones negativas.
“De la misma manera que con cierta cantidad de dinero uno puede viajar hasta cierto lugar, con cierta cantidad de energía ahorrada, se puede viajar a niveles superiores de conciencia y permanecer allí “.
Como entrenamiento podemos trabajar con las emociones más pequeñas, las más cercanas, y a medida que veamos algunos cambios en nosotros ir ampliando con otras emociones.
Si queremos entrenarnos para correr una maratón, mejor empezar con pequeños recorridos diarios y poco a poco ir ampliando. Cuando llegue el día de la maratón, estaremos en mejores condiciones para terminar la carrera.
Si nos vamos observando desde un lugar más consciente cuando nos dejamos llevar por las emociones negativas, podremos ir juntando fotos de nosotros mismos y con la suma de todas estas fotos formar un álbum que nos sirve como recordatorio para cuando una situación similar se repite y tener la oportunidad de no repetir el mismo estado negativo.
Con más conciencia de sí, de nosotros mismos podremos caminar por encima de las aguas turbias como analogía de las emociones negativas que nos hunden en el sufrimiento.
En uno de los comentarios de Maurice Nicoll, autor de Cuarto Camino, nos dice:
“Como saben, el Trabajo empieza con la atención interior. La observación de sí es atención interior. Una persona debe empezar a ver por sí misma a qué se asemeja y qué es lo que sucede en ella —por ejemplo, es preciso que vea por medio de la atención interna sus propias emociones negativas en lugar de ver sólo a las demás personas por medio de la atención exterior. Es preciso que vea qué significa identificarse con sus emociones negativas y qué significa no identificarse con ellas. Una vez que lo ve, ya logró la clave para entender el aspecto práctico del Trabajo. Las primeras etapas del Trabajo se llaman a veces «limpieza de la máquina». Una persona que constantemente dice: «¿Qué debería hacer?», después de haber oído la enseñanza práctica del Trabajo una y otra vez, se asemeja al hombre que tiene un jardín lleno de cizaña y dice ansiosamente: «¿Qué debería plantar en este jardín? ¿Qué plantas podrían crecer en él?» Lo primero que tiene que hacer es limpiar el jardín. Por eso el trabajo hace hincapié en lo que no hay que hacer —es decir, en aquello que es preciso detener, en aquello a lo cual no se debe ceder, en lo ‘que debe impedirse, en lo que no debe alimentarse más, en lo que debe limpiarse en la máquina humana. Porque entre nosotros no hay nadie que tenga lindas y nuevas máquinas cuando entra en este Trabajo, sino máquinas oxidadas, sucias, que necesitan una limpieza diaria y por ciento una limpieza radical al comienzo. Y una de las mayores formas de suciedad son las emociones negativas y el habitual abandono a ellas. La mayor suciedad en el hombre es la emoción negativa. Una persona habitualmente negativa es una persona sucia, en el sentido del Trabajo. Una persona que siempre piensa cosas desagradables de las demás, que dice cosas desagradables, que no simpatiza con nadie, que tiene envidia, que siempre tiene algún motivo de queja, o alguna forma de compasión de sí, que siempre siente que no se la trata con justicia, tal persona tiene la mente sucia en el más verdadero y práctico de los sentidos, porque todas esas cosas son formas de emoción negativa y todas las emociones negativas son sucias. Ahora bien, el Trabajo dice que tiene derecho a no ser negativo.”
La energía que vayamos ahorrando con los pequeños logros, con el tiempo la suma de toda esa energía nos va a dar más impulso, más fuerza para la gran maratón de la vida.
CONCLUSIÓN: VIVIR SIN EMOCIONES NEGATIVAS
Si hacemos el esfuerzo de observar nuestras emociones negativas y recordarnos en nuestro día a día, con un trabajo y una disciplina diaria tenemos la posibilidad de no estar sometidos al poder de las emociones negativas, que no gobiernen nuestra vida y podamos tomar las decisiones desde un lugar más armónico y ordenado.
En resumen, primero conocer mejor nuestra máquina y que emociones negativas nos controlan. Luego conocer y aplicar las herramientas que nos enseña este Trabajo para ir más allá de estas emociones que nos limitan en nuestro desarrollo interno y en nuestra vida cotidiana. Si queremos cambiar algo en nosotros primero tenemos que conocer que hay dentro nuestro. Primero tenemos que echar un vistazo dentro de la nevera o refrigerador a ver que hay caducado o estropeado antes de llenarlo de nuevos alimentos. Los alimentos que nos llegan del Trabajo de una Escuela.
El trabajo sobre las emociones negativas nos va a dar la posibilidad de tener una relación más real con las personas de nuestro entorno, acortando la separación y las diferencias por los distintos puntos de vista. Menos juicios y críticas hacia los otros. Si vemos en nosotros las emociones negativas que nos dominan, también podremos ver las emociones negativas de los otros y darnos cuenta que no somos tan diferentes. Podemos ser más transparentes y relacionarnos desde un lugar más verdadero y esencial.
El espacio que le vamos quitando a las emociones negativas lo vamos a poder ir llenando con emociones más reales y mayor conciencia de nosotros mismo. Esta carretera, nuestra psicología, que vamos limpiando de suciedad y deshechos que son las emociones negativas, nos va a dejar mejor terreno, un mejor espacio, más limpio para que circule mejor nuestra conciencia y llegue a todas las partes de nuestro ser.
Si llegamos con esfuerzo y trabajo y con la ayuda de la Escuela a otro nivel de ser, van a llegar a nuestra vida otras situaciones y eventos. Se dice en este trabajo que el nivel de Ser que tenemos atrae nuestra vida. Lo que pensamos, sentimos y hacemos ahora de manera consciente crea nuestra vida mañana.