por Jose Ma | Jul 21, 2024 | autoconocimiento, películas
El retrato de la sociedad más avanzada e industrializada difiere muy poco de la imagen que aparece al inicio del rebaño de ovejas donde el sistema de control no deja espacio a la individualidad. Pensamos que somos libres, pero vivimos en una especie de cárcel donde no vemos los barrotes. No tenemos el control de nosotros mismos y somos víctimas de las decisiones de otros, los que manejan los hilos de este sistema.
Es una prisión externa e interna a la vez. La externa es el reflejo de nuestra forma de pensar limitada por la parte más mecánica de nuestro lado intelectual. Esta forma de tomar las cosas siempre de la misma manera lo proyectamos y toma forma en todo lo que vivimos, ya sea el trabajo, la familia, amigos, la vida en su conjunto es una prisión, aunque nos parezca todo lo contrario.
Si tomamos la figura del protagonista como la personalidad que forma nuestro ser y que es un producto formado de las impresiones adquiridas a lo largo de la vida, todo lo que va encontrando en su camino son situaciones que le suceden y que acepta como parte de su normalidad, atrapado en un sueño recurrente dentro de la prisión de esta vida.
Llega a ser “feliz” en su cómoda celda psicológica creyendo ser libre.
Con los años y por falta de conciencia nos vamos construyendo nuestra propia prisión mental, con actitudes adquiridas de la vida mecánica y que nos llevan al mismo lugar: el sufrimiento, en este caso una y otra vez visitando la cárcel.
No tarda en aparecer otro componente del ser, la esencia, aquí representado como la chica, la parte más jovial y rebelde, que busca liberarse de la imposición del sistema.
La película viene a ser una metáfora del estado actual de nuestra casa psicológica donde vivimos atrapados por viejas formas adquiridas de pensar, como el sistema que domina la vida ya sea en forma de fábricas, cárceles, ciudades, países, etc.
Si tomamos esta fábrica donde trabaja Charlot como una muestra del Ser que somos en la actualidad, donde los obreros son los yoes o diferentes personas que habitan en nuestra psicología, dirigidos por la mente formatoria o el presidente de la compañía, como una pieza más de la vida orgánica sobre la tierra, como alimento a esta fábrica de dolor que es la vida.
Si algún obrero de la fábrica o un yo de nuestra psicología quiere salir de esta mecanicidad es detenido en su intento y llevado preso.
Pero con la ayuda del trabajo de autoconocimiento, esencia y personalidad (La chica y Charlot), pueden ir juntos de la mano por la carretera que los lleva a la libertad, fruto de la conciencia y el yo real.
Ahora pueden construir su propio hogar a la medida de su nivel de conciencia.
por Jose Ma | May 20, 2024 | autoconocimiento, películas
El bosque donde vive la princesa Mononoke junto a su familia de lobos ha sido invadido por influencias externas; un grupo de hombres armados y violentos encabezados por su líder Lady Eboshi. Es como una metáfora del estado de ser de las personas que viven bajo el poder de las emociones negativas, en la mecanicidad, dentro del nivel más bajo del rayo de creación. La princesa, los lobos y demás animales son como los yoes del bosque, que habitan dentro de nuestra psicología; nuestro bosque y donde el veneno de las emociones negativas que contamina y enferma a las personas también ha contagiado al bosque y sus habitantes. Como ocurre con el centro emocional estas influencias negativas no le pertenecen, llegan al bosque desde el exterior, de impresiones externas. Se instalan en esa habitación de nuestra casa, de nuestro hogar psicológico y desde allí van creciendo y adueñándose de las otras habitaciones, nuestros centros psicológicos.
La ira, la rabia, el odio, la violencia son como una enfermedad que nos debilita, nos deja sin energía y sin fuerzas para llevar una vida feliz. Como le sucede al jabalí que viene del bosque, nos transforma en una especie de demonio que contagia a todo cuanto hay a su alrededor.
Pero como dice uno de los personajes: “existe un lugar al oeste de las montañas donde habita el espíritu del bosque”. En nosotros ese lugar escondido sería nuestro lado esencial.
El joven príncipe Ashitaka y la princesa Mononoke serían como esos yoes más conscientes que quieren trabajar para despertar la parte más esencial del ser humano y en esta historia al espíritu del bosque. Para ellos los humanos y el bosque pueden vivir en paz. Lo más externo como la personalidad y lo más interno como la esencia pueden estar en equilibrio. En el otro extremo está la gobernanta de la ciudad de hierro, lady Eboshi, con su ejército como los yoes más negativos que quieren destruir al espíritu del bosque, silenciar la esencia para tener el control de la máquina humana. Pero después de sufrir el camino largo y ver los resultados dolorosos de sus acciones, se da cuenta de su error, rectifica y propone a sus compañeros construir una nueva ciudad, pero una buena ciudad, a nivel psicológico un nuevo ser, con una nueva personalidad.
Y al final de la historia renace y florece un nuevo bosque. La esencia, como el espíritu del bosque crece y da forma a un nuevo paisaje lleno de vida y de luz. El viejo bosque, con las viejas actitudes, las emociones conflictivas ya no tienen lugar en el nuevo ser. Un nuevo bosque, un nuevo ser se ha formado.
por Jose Ma | Abr 28, 2024 | autoconocimiento, películas
Al final de la película el protagonista Tim nos recuerda que todos viajamos cada día en el tiempo. La vida es un gran viaje lleno de pequeños viajes diarios, donde un día es el viaje al pasado del día siguiente. Si nos observamos y nos recordamos cada día tenemos la posibilidad de no caer en los mismos errores una y otra vez. Es buscar ese lugar tranquilo, ese espacio en nuestro interior donde encontrar esa luz, mayor comprensión, y tener la posibilidad de tomar mejores decisiones. Me recordó cuando Tim para volver a su pasado busca un armario o lugar tranquilo para retroceder en el tiempo.
El final es el principio; recordar lo que olvidamos, que cada día es una oportunidad para ser más conscientes, para crecer interiormente.
Como el padre de Tim, cuando le recuerda que este poder que tiene de ir a su pasado lo use de manera constructiva, para algo que pueda mejorar su vida y no desperdiciarla. El ya recorrió ese camino y como el maestro que enseña al alumno, le indica a su hijo una dirección para estar más despierto.
Usar el tiempo disponible con más conciencia independientemente de la cantidad. Podemos tener todo el tiempo del mundo y desperdiciarlo sin darnos cuenta. Dar un significado a las pequeñas cosas de nuestro cotidiano vivir como aprendizaje en nuestro paso por esta existencia.
Si la vida fuese como una canción, volver al pasado sería como tocar las teclas equivocadas en una nueva melodía que ensayamos al piano y desafinamos, erramos el intento, volvemos atrás a empezar de nuevo esa parte, hasta que acertamos las notas correctas y seguimos con la siguiente parte de la partitura, nos dimos cuenta del error, rectificamos la octava y terminamos la canción.
Si cambiamos la actitud frente al evento, al final del día nuestro estado y nuestra energía van a ser diferentes, y llega un momento como le ocurre a Tim, que ya no necesita ir al pasado, porque cada experiencia consciente lleva una enseñanza y un aprendizaje.
Tim le pregunta a su esposa Mary sobre el día de su boda en un día lluvioso a mares: “¿te gustaría haber escogido un día con menos lluvia?” y ella le contesta: “no, no por nada del mundo”.
La canción “el mundo” del italiano Jimmy Fontana que suena el día de la boda de Tim y Mary resume este círculo de la vida mecánica, cuando en una parte de la canción dice: “Abrí los ojos para mirar a mi alrededor y a mí alrededor giraba el mundo como siempre. Gira el mundo, gira en el espacio infinito, con amores recién nacidos, con amores ya terminados, con la alegría y con el dolor de la gente como yo. El mundo nunca se detuvo un momento, la noche siempre sigue al día, y el día llegará…”
por Jose Ma | Abr 20, 2024 | autoconocimiento, películas
El Atlas es una gran cordillera montañosa elevada del norte de África que une el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Sus elevadas cumbres suponen un obstáculo para las nubes, impidiéndoles seguir avanzando por el norte del continente africano, dejando esta zona particularmente árida. Si lo tomamos a nivel simbólico como nubes a las personas y el Atlas los obstáculos de la vida, podemos ver como las nubes siguen el camino que les marca el viento (el sistema de control donde vivimos), pero acaban chocando con estas elevadas montañas como segunda fuerza de vida y les impiden ver más allá.
Detrás de las montañas como fuerza oponente, queda una zona árida, desconocida y que sólo personas con centro magnético, que buscan algo más en la vida, más allá de la virtualidad impuesta, se aventuran a escalar, adquirir conocimientos y elevarse a otro nivel de ser hasta la cima, con más conciencia y descubrir desde ese estado más despierto la verdad oculta tras las apariencias de la vida mecánica.
Este viaje que hacen las nubes, que hacemos las personas en esta vida para lograr la libertad y el conocimiento de la verdad, se torna recurrente en distintas experiencias que hace la conciencia, a base de repetir los mismos errores una y otra vez ya sea en forma de pastor, de periodista, de escritor, de músico, de camarera, y va más allá del tiempo y del espacio.
Es el mismo deseo de libertad haciendo experiencia en diferentes contenedores en distintas épocas, aunque para la conciencia todo es simultáneo.
De alguna manera todos están conectados y repiten los mismos estados en diferentes eventos.
Todas estas personas tienen una marca en la piel, como un sello, una huella que recuerda que formaban parte del rebaño, de la Matrix que controla la vida de todos.
Cuando logran escalar la montaña y en la cima encuentran la verdad que estaba oculta, toman conciencia de su papel en esta existencia y son, como dice uno de los personajes, gotas de agua dentro de un océano, una parte de la conciencia dentro la conciencia. Si una persona ya lo sabe, tomó conciencia, todos tienen la misma posibilidad de despertar. Ya existe un precedente, un ejemplo a seguir.
por Jose Ma | Abr 13, 2024 | autoconocimiento, películas
Alicia, como ser más consciente viaja de nuevo al inconsciente a través de los espejos y de la cronosfera; un viaje similar al de su mundo corriente cuando viaja en su barco, viviendo aventuras y descubriendo lugares nuevos. Este otro mundo mágico, el palacio de los sueños, como lo llama el sombrerero, lleno de personajes simbólicos también sufre sus propios conflictos, estados negativos, miedos, consideraciones, etc.
Cuando Alicia toma la cronosfera, que es como el alma del tiempo, y la maneja para viajar al pasado, le recuerda como cuando maneja su barco en la vida virtual. Quien conoce como manejar su barco puede manejar cualquier otro barco. Quien conoce su máquina, quien se conoce a sí mismo, puede conocer el resto de máquinas humanas, puede conocer el funcionamiento de las demás.
Alicia descubre por experiencia, después de un camino largo, que los conflictos no se disuelven volviendo al pasado para cambiarlos, cambiando el evento que los originó, si no cambiando ahora en el presente nuestro estado, nuestra actitud, frente al conflicto, tomando conciencia, dándose cuenta que lo originó en nuestro interior. El arrepentimiento puede ser la llave para dejar entrar esa luz sanadora de la conciencia y disolver el conflicto. Cuando una de las princesas reconoce ante su hermana que de pequeña mintió y esto dio origen a su enemistad de por vida y se arrepiente y se disculpa, al instante se disolvió el conflicto y su hermana cambió en un momento su actitud. La conciencia transformó en segundos lo que la ignorancia mantuvo durante años. La luz de la comprensión en el presente cambió el pasado y el futuro.
En sus experiencias y en los resultados obtenidos a lo largo de sus años de vida, para Alicia la palabra imposible no tiene razón de ser. La fe en sí misma, creer en ella está basado en los logros a través de sus esfuerzos. Ahí obtiene la determinación y la fuerza ante los nuevos retos.
El término imposible forma parte de la máquina. Para la conciencia no existe lo imposible.
Justo al comenzar la película Alicia hace lo imposible para atravesar una barrera de arrecifes y escapar de los piratas. Cuando lo logra pensé que pequeños imposibles nos dan la fuerza para tener fe en imposibles mayores. Para que el surfista pueda surfear la gran ola, primero ha de comenzar por las olas más pequeñas hasta adquirir destreza y confianza para cuando lleguen olas mayores.
De niño, el sombrerero al ver a Alicia le dice que su padre tiene sombreros para una cabeza tan bonita y pensé que vestir la cabeza con un sombrero a nivel psicológico sería dotar a nuestra forma de pensar, a nuestra mente de un nuevo y rico conocimiento, un nuevo pensamiento.
Gurdjieff decía: “tengo cuero muy bueno para vender a quien quiera hacerse calzado con él”.
por Jose Ma | Abr 6, 2024 | autoconocimiento, películas
Alicia inicia de nuevo un viaje al mundo inconsciente para encontrar respuestas a sus cuestiones de vida mecánica. Es un viaje que ya realizó, pero que no recuerda. Por un tiempo hay una separación de la virtualidad donde vivimos para adentrarnos en esa parte de la conciencia que normalmente se manifiesta mientras estamos en el estado de sueño en la cama. El inconsciente, libre del control de la mente formatoria nos envía mensajes y respuestas en nuestro camino de autodescubrimiento, en forma de símbolos, metáforas, como en esta historia la dualidad de las dos reinas, la locura contagiosa del sombrerero loco, la sabiduría de la oruga Absolem, la espada, el dragón, etc.
En este país mágico lleno de posibilidades incomprensibles para nuestra forma habitual de pensar viven nuestros miedos, temores ocultos, incertidumbres, pero también nuestro potencial sin descubrir, valores, virtudes, capacidades que desconocemos. Este país de maravillas vive dentro de nosotros, pero no lo visitamos de manera consciente, aparece de forma espontánea, porque no tenemos control en el nivel de ser que estamos ahora.
Cuando caminamos por la ciudad y vemos obras en el asfalto que dejan al descubierto tuberías, conductos, válvulas, cables, etc., que normalmente están ocultos y no vemos, es como otra ciudad invisible a nuestros sentidos, como el inconsciente de la ciudad, pero que ejerce influencia sobre la ciudad que es visible, en la que vivimos cotidianamente.
Para entrar en este mundo inconsciente y pasar por la puerta tenemos que dejar atrás las viejas vestiduras, la forma antigua de pensar y construir otra nueva que nos permita interpretar los nuevos significados. Un traje psicológico a medida para las nuevas experiencias.
Ser Alicia es volver a recordar ese ser más esencial, más despierto, encontrar el tamaño adecuado para cada momento, hasta tener el definitivo, el real como un yo permanente desde donde pensar, sentir o actuar. El conocimiento, la enseñanza, el maestro, en forma de espada, armadura, compañeros de viaje, todo está listo para que Alicia inicie este viaje de recordarse y enfrentarse al olvido, al sueño psicológico, ese Dragón o Galimatazo que tiene a todos bajo su poder. Como decía el autor de Cuarto Camino Claudio Alejandro Moragas, las condiciones en las que cada uno se encuentra en su vida son las mejores para iniciar este trabajo.
Uno de los personajes de este mundo de maravillas dice: “es la verdadera Alicia”, pero la sabía oruga Absolem, le dice: “no del todo”. Creo que viene a decir que la vida ordinaria la había sumergido en el sueño y había olvidado su parte esencial.