comentario película: «IDENTIDAD SUSTITUTA»

comentario película: «IDENTIDAD SUSTITUTA»

En nuestra vida ordinaria, en nuestro actual estado de sueño, buscamos a menudo evadirnos de nuestros sufrimientos, conflictos internos y externos tomando refugio en actividades que atrapan a nuestros sentidos y a las partes más externas y mecánicas de los centros y que sin control toman el mando de nuestra vida, llegando a ser adictivos. A simple vista parece un camino fácil y sencillo de tomar, que nos lleva a ser felices, pero simplemente es una máscara con forma de sonrisa que oculta la verdadera cara triste que hay debajo. Si sacamos la máscara alegre, la triste sigue estando, nada ha cambiado. Desde otro estado de consciencia más despierto, nos damos cuenta que hemos elegido el camino largo, el camino del dolor y el sufrimiento.

Aquí, el sustituto personifica la culminación de nuestras fantasías, nuestros deseos y gustos hechos a medida de nuestra máquina y de la vida mecánica, lo artificial, lo edulcorado, para ocultar nuestra vida real, nuestro ser real. Es hacer de nuestra vida un videojuego donde lo único que crece es nuestra identificación con nuestra máquina. Es como un teatro donde todos elegimos un papel donde dar forma a sus sueños e ilusiones. Nuestro verdadero ser está en un profundo letargo, como la marmota en el largo invierno.

La esposa de Tom (Bruce Willis) queda atrapada en la Matrix y defiende su elección de tener sustituto. Es la máquina justificándose a sí misma cuando dice a Tom que como sustitutos están juntos todos los días, aunque para él no existe una conexión emocional, no hay expresiones, ni manifestaciones de sentimientos verdaderos que surjan desde algo interno.

En palabras del profeta: “No fuimos hechos para experimentar el mundo a través de una máquina” y también cuando dice: “pero en vuestro interés, saber que vivís una farsa. Aquí entre estos muros, entendemos cual es la verdad. Aquí sacrificamos muchos placeres y comodidades modernas, con el fin de conectar verdaderamente, no con las máquinas, sino con nosotros mismos”. Esto me recordó a una escuela de cuarto camino como la del Prieuré o la Escuela Argos.

Y después añade: “el día de una segunda oportunidad” como si existiera la posibilidad de una segunda educación en el hombre, la posibilidad del cambio.

Las personas que están conectadas, que en la película llaman biológicas, serían la parte más real en nosotros como la esencia, lo más interno del ser, mientras que el sustituto sería nuestra personalidad o falsa personalidad, la parte más mecánica del ser, la que interactúa en esta virtualidad o Matrix.

Cuando al final de la película las máquinas caen (la falsa personalidad), la esencia sale de su prisión y puede experimentar de nuevo el tocar, sentir, acariciar, reír, etc., alimento nuevo para crecimiento.