comentario película: «LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS»

comentario película: «LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS»

El viaje que hace el bosquimano (Xi) para devolver la botella caída del cielo, es como una alegoría del viaje de nuestra vida desde que nacemos. Comenzamos siendo esencia, como la comunidad de bosquimanos, que viven en armonía con la naturaleza, compartiendo todo lo que tienen, carentes de emociones negativas y expresándose con sencillez y cariño hacía su familia, compañeros, y vecinos de la comunidad.

En el otro extremo del palo está la sociedad actual donde vivimos, bajo el poder del mundo 96 y esclavos de un tiempo controlado por máquinas, donde funcionamos como robots, de aquí para allá al ritmo que nos marcan las manecillas del reloj. Es como si viviéramos dentro de un reloj de arena y fuéramos arrastrados por los innumerables granos, sin control, hacia el extremo inferior, a través del estrechamiento y donde el tiempo ya no nos pertenece, nos sucede.

Es como una representación de la dualidad, de los extremos en los que vivimos desde el momento en que ponemos el pie en el suelo por la mañana al salir de la cama.

Cuando aparece la botella de Coca-Cola en la vida de este poblado bosquimano, me vino a la cabeza cuando en el antiguo testamento la serpiente interviene en la convivencia entre Adam y Eva y la manzana enciende la llama de las emociones negativas, igual que sucede aquí con la botella. El Kalahari es como el paraíso, que es puesto a prueba por “los dioses” y este suceso, indirectamente es la causa de la búsqueda que hace Xi, el bosquimano del fin de la tierra, la meta de nuestro camino en la vida, un viaje de nuevos conocimientos y aprendizajes.

El bosquimano como esencia, desnudo de emociones negativas y falsa personalidad y también a nivel externo, físicamente casi sin ropa, dentro de su aldea en el Kalahari (el paraíso), ha llegado a un estado sin posibilidad de crecimiento como ser y la aparición de la botella es un punto de inflexión para poder adquirir conocimiento y experiencia en el viaje hacia el fin del mundo (acabar con nuestros demonios interiores). Algo que parece negativo, maligno puede llevarnos a crecer internamente con la ayuda del centro magnético. Muchos de nosotros encontramos el trabajo interno después de tropiezos, caídas, decepciones, como una vía para poner fin al sufrimiento.

Xi, tiene que vestir su esencia con un traje psicológico, con una indumentaria para hacer experiencia en otros contextos y con otras personas. Metafóricamente se viste con ropas de mujer para integrarse dentro del grupo secuestrado. Puede conocer otras leyes, normas y tradiciones, aprender a conducir, conocer un telescopio, el dinero, etc.  Sus nuevos compañeros perciben esta simplicidad esencial cuando dicen:  “él nunca ha visto una pared en su vida  y está rodeada de ellas” (en la cárcel), o él no sabe de puertas”.

En el otro lado está el ejemplo de la persona más mecánica, de Stein con sus torpezas y la proyección sobre su auto destartalado. Ambos son la misma máquina averiada.

El compañero de Stein le dice refiriéndose al auto: “está chatarra no cruzará una selva llena de peligros”. Si lo trasladamos a nosotros mismos, hay que reparar nuestra propia máquina, observarnos, recordarnos, ser más conscientes si queremos tener una vida propia en esta selva mecánica.

comentario película: «SOLARIS», (versión 2002)

comentario película: «SOLARIS», (versión 2002)

Solaris es como una metáfora de la creación en la que vivimos en este sistema solar, donde si tomamos al sol como la conciencia creadora y a nuestra conciencia individual, nuestro sol interior, como parte de ese todo sin separación, nuestra vida se va formando a imagen de nuestras impresiones y experiencias, pero como resultado de nuestro estado de sueño, gran parte queda almacenado en nuestro inconsciente, atrayendo situaciones que escapan a nuestro control y que no reconocemos como propias. 

Kris, como parte de Solaris y Solaris como parte de Kris, a través del inconsciente dan vida y forma a sueños y errores del pasado atrayendo a personas cercanas que ya no están en su vida.

Gabaldian , uno de los pasajeros desaparecidos de la tripulación aparece en un sueño a Kris y hace una reflexión de lo que está sucediendo:  “¿crees que no estás soñando?”. Kris le contesta: “¿y que soy? Le contesta: una marioneta. Kris: ¿y tú no? “O quizás tu seas mi marioneta”. “Como todas las marionetas crees que eres humano.”. “es el sueño de toda marioneta, ser humano”. “formas parte de Solaris. No lo olvides”. Me vino a la cabeza la idea del cuento de Pinocho, de su deseo de ser humano y como en nuestras vidas creemos ser hombres despiertos, pero vivimos como Pinocho atados de manos y pies sin poder hacer. El titiritero (la vida mecánica) hace por nosotros. 

Somos marionetas de nuestros pensamientos y sentimientos mecánicos y caemos en los mismos errores de manera recurrente, alimentando nuestro mundo inconsciente, que tarde o temprano reproduce la misma canción. Bailamos al mismo son una y otra vez.

Me recordó una frase del trabajo que dice que nacemos originales y morimos siendo copias; nos adaptamos a nuestro entorno y nos alejamos progresivamente de nuestro yo esencial. Somos extraños en nuestra propia casa.

Al final de la película hay una escena donde Kris está en el suelo y a su lado un niño de pie con el brazo extendido acercando su mano y tocando la de él. Me pasó por la cabeza la imagen de la creación del hombre plasmada por Miguel Angel en la capilla Sixtina. Como si el niño como creador en Solaris pudiera dar una nueva vida a Kris, junto a la chica que amaba. Una virtualidad a medida de los deseos de la máquina.