comentario película: «LA NARANJA MECÁNICA»

comentario película: «LA NARANJA MECÁNICA»

Lo primero que me vino a la cabeza es la idea de la polaridad de las cosas o la dualidad, los extremos donde nos movemos cotidianamente y que dan forma al mundo 96. Podemos ir de un lado al otro del palo en cuestión de poco tiempo; hoy podemos ser un criminal y mañana un policía.  Una persona generosa y bondadosa puede ser una persona rencorosa y vengativa. Son las emociones negativas que alimentan este mundo lunar en el subsuelo del rayo de creación.

Como en la frase: “El crimen se alimenta con el castigo”.

La idea de la hipocresía, el fariseo que vive dentro de nosotros y que va aumentando en escala hasta envolver a las instituciones y toda la sociedad. El éxito de la máquina frente al crecimiento interior; el fariseo se hace fuerte, vence al hombre objetivo en un escenario lleno de suciedad y escombros como nos muestra las imágenes de calles llenas de basura. La basura emocional y mental que vive en nosotros. La luna que crece en nuestro interior, es la que atraemos en nuestro mundo exterior.  Se acercan a nosotros personas atraídas por ese olor que emitimos, como le pasa al protagonista Alex tras su “ transformación”. Se encuentra con el mendigo apaleado, con sus antiguos compañeros, el escritor a quien arruinó la vida. Las deudas pendientes quieren ser cobradas.

También me llamó la atención la disonancia entre la historia que se nos muestra, donde hay violencia, agresividad, negatividad, y la música clásica que la envuelve. Como que no pegan. Son dos mundos diferentes. Es como gritar o abroncar a alguien con una sonrisa.

A nivel individual en el personaje de Alex también lo vemos. Cómo un amante de una música tan bella como la novena sinfonía de Beethoven, puede cometer actos tan crueles y violentos. Como se puede emocionar al oír a una cantante de ópera, pero con un rostro de odio y rabia.

Cuando la banda de Alex penetra en las casas donde aparentemente hay paz y sosiego me recordó a los yoes negativos que intentan invadir nuestra casa psicológica y hacerse dueños, dañar lo bueno que tenemos dentro, para dificultar nuestro crecimiento.

La gran maquinaria de la sociedad, del sistema, no puede arreglar (curar), a las máquinas individuales. Como quiere hacer el ministro del interior y el experimento con Alex, para transformar los criminales en ciudadanos ejemplares. La máquina no puede arreglarse a sí misma, necesita de algo externo, un conocimiento superior, perteneciente al círculo consciente de la humanidad, para provocar un cambio verdadero en nosotros, una transformación real. Si no es de este modo el fracaso está asegurado, como vemos al final de la película con la transformación mecánica de Alex.