comentario película: «RAPSODIA EN AGOSTO»
Esta película nos muestra que mientras nuestras batallas interiores, nuestras guerras particulares sigan habitando dentro de nosotros, las guerras externas, ya sean en la vida cotidiana como las que suceden en otros ámbitos, como entre las naciones, nunca van a desaparecer. Se pueden ocultar o disfrazar en otros eventos, sean guerras comerciales, ideológicas, culturales, deportivas, etc., pero tienen la misma raíz, la violencia. La guerra es el sueño; mientras éste siga vivo, la guerra interior y exterior seguirán activas.
Los chicos, los nietos son guiados por la abuela en un nuevo conocimiento, para descubrir sus orígenes, la historia de su familia, con nuevas impresiones en los tres centros, visitando presencialmente los lugares históricos, familiares, (centro motriz), con las piezas musicales que tocan en el órgano (centro emocional), datos y fechas históricas,( centro intelectual). Es la curiosidad de la esencia por conocer, aprender, crecer…
Existe la posibilidad de comunicarse permaneciendo en silencio desde algo interno, conectando con la esencia de la otra persona, como hacen las abuelas compartiendo un mismo estado. Es la necesidad del silencio interior, cuando el ruido interno y externo son dueños de nuestra vida. Como dice la abuela: “Hay quien permanece en silencio para comunicarse”.
Como hace el chico, el nieto mayor, desde el inicio de la película, tratando de afinar el órgano, si afinamos nuestra psicología con un trabajo interno, tendremos la posibilidad de hacer el camino transitable, como hacen las hormigas que aparecen en la película para llegar a las flores de la rosa, que van salteando los obstáculos, ( las espinas), escalando por el tallo ( la vida), hasta llegar a los pétalos (el despertar).
En la escena final de la película, cuando corren bajo una fuerte lluvia y viento, siguiendo a la abuela que intenta protegerse con un paraguas, me vino la idea de que si tomamos el paraguas que lleva, como una parte de nuestra máquina, de nuestra falsa personalidad de poco nos va a servir cuando nos alcance la tempestad, el temporal de los conflictos de la vida ordinaria, si no construimos una nueva personalidad, un nuevo hombre, (con un buen chubasquero).