Comentario película: «EL SHOW DE TRUMAN»
Esta película, es como una muestra, un resumen de nuestro viaje en la vida, desde que nacemos parece que nos adaptamos a un molde establecido por la sociedad, que todos siguen por inercia y nosotros imitamos como modelo a seguir y donde depositamos nuestra felicidad. Pero esta felicidad que nace de las cosas externas, de la vida sensual y que llena la vida de la mayoría de la gente, no tiene el mismo efecto en la vida de Truman, como si la pastilla que a la mayoría surge efecto para aliviar el dolor de cabeza, a él no le sirviera de nada. Como el buen amo de casa, que lleva una vida como el resto, con sus responsabilidades cotidianas, que se hace cargo de los asuntos de la vida mecánica, pero no cree en la vida, su centro magnético le dice que hay algo más allá que no vemos, (las islas fidji), de lo que percibimos con nuestros sentidos.
Aquí la vida aparece como una cárcel, donde los barrotes son todos los elementos externos que forman el escenario donde vivimos, el lugar de trabajo, el vecino, el autobús, el amigo con las cervezas, una realidad falsa donde nada es lo que parece y también lo encontramos a nivel psicológico con nuestros propios miedos, fantasías, incertidumbres, etc. Estamos atrapados bajo nuestros propios escombros, pero pensamos que nuestra casa es sólida y confortable.
En una entrevista de un programa se hace una reflexión que me llamó la atención:
“¿Por qué Truman nunca estuvo cerca de descubrir la verdadera naturaleza de su mundo hasta ahora? “y el creador contesta: “Aceptamos la realidad del mundo que se nos presenta. Es así de sencillo. El mundo es el lugar enfermo”. Pero pensé que este mundo que tenemos ahora es el que nos da la posibilidad de curarnos, no creando una fantasía para huir de la realidad, si no utilizar lo que tenemos como herramienta para nuestro crecimiento.
En nosotros como individualidad, están todos los componentes de la ciudad inventada, todo lo que forma el reality show es el reflejo de nuestra psicología actual, de nuestra falsa personalidad, lo que no es real en nosotros. Somos como marionetas que nos movemos al ritmo de la música de la banda sonora de la vida mecánica. Observarnos y recordarnos cada día, es el trabajo personal para vaciarnos de lo que no somos nosotros y construir algo real. Poder elegir nuestra propia melodía que esté en sintonía con nuestro crecimiento interno.
Este camino hacia la libertad, no es fácil, supone un gran esfuerzo, la vida hace de segunda fuerza y las personas y eventos de la vida mecánica ( como el recurso de su amigo con las cervezas) y los yoes que no gustan del trabajo y las emociones negativas en nuestra psicología, nos acechan para mantenernos dormidos en esta virtualidad. Todo el desorden del sótano de su casa, es lo que deja atrás para descubrir a un nuevo Truman, una segunda educación, para tener una nueva vida que le pertenezca.
El barco con el que Truman marcha hacia la libertad, me pareció como el símbolo del conocimiento y la enseñanza que nos lleva de la ciudad (el sueño, la vida mecánica), hasta la puerta del despertar, de la comprensión y que se llega a través de una escalera, como un nivel más elevado de ser. Un viaje interior de gran esfuerzo, a veces con nubes, otras con sol, con tormentas, viento, etc., pero con una dirección definida.
La escena final de la charla del creador con Truman, me recordó a la escena del puente, donde en la serie de “Being Erica”, Erica habla con su hermano Leo y éste intenta persuadirle igual que hace Christof de que la vida que tiene es la real y que no hay nada más allá del mundo que conocemos. Esto es todo.