EL TURISTA CONSCIENTE

EL TURISTA CONSCIENTE

Cuando en las enseñanzas del Cuarto Camino hablamos de la mecanicidad de las personas, se hace referencia a nuestra forma habitual de tomar las cosas de manera automática, sistemática, repetitiva, de cómo reaccionamos ante los eventos y situaciones de la vida, siempre de la misma forma y como éstos deciden por nosotros.

Nuestra estructura psicológica actual es el resultado de las impresiones adquiridas desde pequeños, imitando lo aprendido de nuestro entorno: la educación, la familia, los amigos, la cultura del país, las modas del momento, etc. Solemos pensar, sentir, hablar y actuar siempre del mismo modo. Actuamos como una máquina programada para funcionar siempre igual, repitiendo una y otra vez los mismos errores y cayendo en las mismas trampas. Vivimos limitados porque desconocemos detalles del funcionamiento de nuestra máquina psicológica, recursos propios que nos ayuden a tomar las cosas de forma diferente. Este conocimiento adicional que puede conducirnos a pensar de una nueva manera y ver las cosas desde otro ángulo, lo encontramos en las ideas de esta doctrina psicológica, que enfatiza el hacer un trabajo interior de autoconocimiento para despertar, sacar a la luz nuestra parte más esencial que está escondida tras numerosas capas formadas por diferentes personalidades, diferentes yoes que se han formado a su alrededor.

Tenemos que volver a hacer un viaje de autodescubrimiento del ser que somos, ser de nuevo un turista de nuestra psicología y redescubrir aquellos lugares internos de nosotros que están ocultos, buscar dentro lo que en nuestra vida pasamos por alto al transitar cada día por los mismos sitios en modo mecánico y donde hemos olvidados los detalles esenciales. El turista cuando visita por primera vez un lugar se detiene, observa, hace fotos y mira con detalle, con una visión curiosa y diferente lo que ve por primera vez. Ser un turista consciente que simplemente observa, sin juzgar, sin criticar lo que ve. Es muy importante recuperar ese espíritu de curiosidad, de observación, como el niño pequeño que comienza a descubrir los objetos que le rodean. Con esa nueva actitud vemos nuestros aspectos psicológicos: pensamientos y sentimientos con la cámara de la conciencia y podemos darnos cuenta de los detalles que antes mecánicamente pasábamos por alto y con el tiempo podemos hacer un álbum de fotos de todas las imágenes tomadas para evaluar el estado actual de nuestra máquina. Hacemos un viaje turístico a nuestro país psicológico para conocer en profundidad todos sus componentes, ya sean agradables o desagradables.