AUTOR: Maurice Nicoll

Comentarios psicológicos volumen 1. Pág 50.

Como es sabido, en la experiencia religiosa como medio de transmitir la enseñanza de la humanidad consciente a la humanidad dormida, una de las causas del fracaso radica en que cada persona establece su propio dogma como si fuera la verdad absoluta, y así los hombres se persiguen, se desprecian, se matan en nombre de Dios. Lo hacen con todo fervor y alegan que obran así de acuerdo con su Conciencia. Pero esta Conciencia es Falsa o Mecánica y tiene su origen en la Personalidad. Esta Conciencia Falsa o Adquirida no se basa en la comprensión interior. Se vincula con la Falsa Personalidad y de este modo con el sentimiento de ser meritorio y por lo tanto con el sentimiento de tener razón y ser mejor que los otros, y considera a quienes tienen creencias religiosas diferentes como inferiores, malvados, despreciables o merecedores de la muerte. 

La diferencia entre la Conciencia Verdadera y la Conciencia Mecánica o Falsa radica en que la Conciencia Verdadera es la misma en todos los hombres y habla el mismo idioma. La Conciencia Mecánica o Falsa es diferente en las personas diferentes, según su nacionalidad, educación, costumbres, formas de creencia, etc. 

Si todos los hombres pudieran despertar, la Conciencia Verdadera hablaría en todos ellos y estarían de acuerdo unos con otros, porque hablaría de la misma manera a todos.  La Conciencia Verdadera existe en todos los hombres pero está soterrada y fuera de su alcance. La Personalidad ha crecido sobre ella y de resultas de nuestros sentimientos, de nuestro sentido de nosotros mismos, se ha trasladado a la Personalidad. Por lo tanto «sentir todo simultáneamente» es imposible y por cierto sería inaguantable tal como somos. «Sentir todo simultáneamente» equivale a decir que somos uno. Pero la Personalidad está dividida en trocitos. La idea fundamental que es preciso aprehender acerca de la Personalidad es que ésta es múltiple. Por esta razón ahora se siente de una manera y luego de otra, pero separadamente y no al mismo tiempo y sin siquiera recordarlo, uno se comporta ahora en una forma y luego en otra. Y a todo ese cambiante calidoscopio dentro de uno mismo se le dice «Yo». Es decir, uno se imagina que es una persona. En tanto un hombre se tome a sí mismo como una persona nunca se moverá de donde está. Para despertar a la Conciencia es preciso que empiece a ver las contradicciones que están en sí mismo. Pero si trata de ver las contradicciones en sí mismo considerándose todo el tiempo como si fuera una persona no obtendrá ningún resultado. Será lo mismo que si creyera que todo cuanto ve enfrente de él es una parte de su cuerpo.