Esta película es una muestra más de una transformación interna a través de cambios en la conducta y en los hábitos cotidianos. Desnudar un hombre totalmente absorbido por la vida mecánica,  vuelto de cara a lo externo, aferrado al éxito, al reconocimiento, lleno de consideración interna, es una prueba complicada. La máquina se revela y se resiste al cambio. Hay una frase que ilustra esta resistencia cuando Nelson se dirige a Sara: “como vuelvas a entrar en mi edificio ( en la máquina, la falsa personalidad), tendré que avisar a la policía ( los yoes negativos que defienden con garras y dientes la cárcel que hemos creado).

Nelson se dirige a Sara:  ¿Qué es lo que buscas? ¿ qué quieres de mi?. Parece mas bien que se dirige a sí mismo. Otra parte de él más consciente busca respuestas.

Nelson: “Esto no va conmigo”, cuando Sara le entrega una nueva vestimenta. Es una nueva ropa para vestir su cuerpo, nuevas ideas, nuevas impresiones, un nuevo alimento para vestir su psicología. Dejar atrás las viejas vestiduras psicológicas ( ideas, conductas, hábitos negativos, etc) y experimentar la vida desde otro ángulo, otra perspectiva.

Descubrirse a sí  mismo a través de conocer como se manifiesta la parte esencial de otra persona, como vive la vida, como se expresa, como hace experiencia en esta existencia.

Sara es su maestra, le muestra los ejercicios necesarios en la vida cotidiana para escapar del poder de la máquina, de su control y sacar afuera su niño interior deseoso de jugar a vivir.

En la escena cuando Sara venda los ojos a Nelson y éste se mueve por la habitación, parece una analogía de como nos movemos por la vida, llevamos permanentemente una venda psicológica que nos impide ver las cosas tal cual son y tropezamos constantemente en nuestra relación con las otras personas, vamos como sonámbulos, a tientas, no somos dueños de nuestros pasos.  

Después del fracaso en la reunión de Nelson y su compañero de trabajo con un empresario del mundo de la publicidad, Nelson dice:  “ese tipo no va conmigo”. Su amigo replica: “estáis clonados del mismo ADN”. Nelson responde: “ no me parezco a ese hombre”, “si es así mátame”. Nelson se observa y se recuerda a sí mismo, se ve desde otro nivel, ha visto en el empresario grosero, altivo,  a su antiguo yo, a su antigua personalidad. Al final de la película Nelson camina por la calle, se detiene y ve con más detalle su entorno, la gente, la ciudad,  parece que la venda que tapaba sus ojos cayó y puede ver la chispa que hay en todas las cosas, en la vida, en las personas, es una mirada que viene de dentro, una mirada limpia de animosidades. Ahora todos los meses son noviembre, su sabor dulce, el sabor interior está en cada instante, días, meses, años, en toda la vida.