Podemos interpretar la película como una búsqueda de un estado interior de paz que acompaña al proceso del despertar. Tomás, el protagonista representa el trabajo sobre la esencia, dejando a un lado la parte del conocimiento y la personalidad. En el otro extremo esta su hermano que trabaja sólo le parte del conocimiento, del saber, desconectado de su parte esencial. El Trabajo de Escuela en el centro budista Zen, hace de fuerza neutralizante con un efecto conciliador integrando las dos partes. El camino se hace más corto.

Trabajando las dos partes de su ser, Tomás puede llegar a ser un buen amo de casa y llevar a su vida cotidiana lo aprendido en el centro budista. Crecer internamente sin tener que abandonar la vida que lleva. Usar su vida como laboratorio de aprendizaje.

En el viaje que lo lleva al centro Zen, sonaba la canción con la letra arriba-abajo, afuera y adentro, recordando la idea de la no separación entre lo interno y lo externo y entre lo superior y lo inferior.

Al iniciar el trabajo en la Escuela, Tomás en la ducha tiene que desprenderse, purificarse de su falsa personalidad, cortarse el pelo, dejar atrás al antiguo Tomás. La idea de escarbar en uno mismo hasta llegar a encontrar las piedras preciosas ocultas tras las rocas de nuestra falsa personalidad. El maestro conoce por experiencia propia las barreras que dificultan los primeros pasos de este camino y tiene la medicina adecuada para el sufrimiento, aunque como dice aquí, al principio es amarga. Esta medicina, este conocimiento no es gratis y cuanto más se trabaje mayor será el precio, porque al que tiene se le dará y al que poco tiene, lo poco que tiene le será arrebatado.

Las posturas, la disciplina nos ayudan a acrecentar la atención y a recordarnos en nuestra vida ordinaria, es la semilla que nos lleva a formar algo más grande en nosotros.