Podemos considerar todos los monstruos de la película como los yoes que habitan en nuestra fábrica, en nuestra casa psicológica, que no quieren que despertemos y mantenernos alejados de nuestra parte esencial, los niños que son asustados. Pero hay otros yoes más conscientes que sí quieren descubrir al niño interior que llevamos dentro, como Sullivan y ojitos saltones y buscan los medios para estar cerca de la esencia, cuidarla y alimentarla.
Sullivan es más emocional y actúa por impulso, con una fuerte voluntad y arrojo en su propósito.
Ojitos saltones es más intelectual, analizando con prudencia todos los pasos antes de actuar. Juntos forman un equipo de trabajo adecuado para rescatar a la niña o la esencia del poder de la máquina y que pueda formar parte también de la fábrica humana.
La niña Boo, como esencia, logra vencer el miedo a los monstruos o yoes y puede convivir en su cuarto y en la fábrica con la posibilidad de crecer y enriquecerse a través de la experiencia.
Toma conciencia del miedo y el engaño que hay dentro del armario de su cuarto (su inconsciente) y la verdadera naturaleza de los monstruos. Sería como un cambio en la forma de pensar, un cambio de actitud ante nuestros monstruos interiores. Como una metanoia.
Todos tenemos dentro de nuestra casa psicológica un armario donde guardamos nuestros monstruos particulares, aquello que rechazamos y no aceptamos de nosotros, nuestro lado inconsciente y de tanto en tanto asoma la cabeza para recordarnos que todavía está activo.
El reencuentro con nuestra parte esencial necesita los conocimientos, el estudio y el trabajo sobre sí para que pueda ser posible. Ojitos saltones le dice a Sullivan: “ya sabes que sólo funciona (la puerta), si tienes todos los trozos”, es decir, es necesario tener los conocimientos, más trocitos de comprensión que nos lleven hasta nuestra esencia, hasta Boo.
Las puertas variadas en colores y diseño, me parecieron diferentes elecciones, opciones o posibilidades en nuestra vida y no hay dos iguales, son todas diferentes. Las distintas experiencias que hace nuestra esencia.
Al final los yoes cambian su forma de trabajar porque los más conscientes, Sullivan y ojitos saltones toman conciencia del mal funcionamiento de la máquina y ahora obtienen su energía con nuevos hábitos, con risas y buen humor. El vínculo entre la esencia y la personalidad es más constructivo y mejora el funcionamiento general de la fábrica.