El viaje de Chihiro es un viaje hacia la conciencia, desde la parte más dormida, mecánica e inconsciente de nosotros y de la vida, como en los baños que regenta la bruja Yubaba, como una metáfora del sueño que nos tiene atrapado.
Este viaje o trabajo interior conlleva un esfuerzo voluntario. Como le dice Haku, el dragón: “será un trabajo duro, pero tendrás una oportunidad. Ni siquiera Yubaba (la mecanicidad, el sueño), podrá hacerte daño”. “si no trabajas Yubaba tiene el poder de transformarte en un animal”, de caer en el sueño, como pasó con los padres de Chihiro.
Haku, el chico, es como el maestro que indica el camino a Chihiro, ya lo ha recorrido y conoce sus secretos, sabe cómo llegar hasta la bruja que gobierna este mundo de sueño.
Chihiro comienza este recorrido desde abajo, cae por las escaleras hasta las calderas y desde allí adquiere conocimientos del funcionamiento de la maquinaria de los baños, va creciendo en comprensión y descubriendo sus habilidades. La compañera que la inicia en el recorrido le dice: “aquí los zapatos no te hacen falta”, tiene que dejar atrás su vieja personalidad, a Chihiro y dejar sitio a Sen para hacer nueva experiencia y aprendizaje en la escuela de la vida.
Me vino la idea de que parte de este aprendizaje en la vida es tomar conciencia de la cantidad de basura física, emocional, y mental que vamos acumulando, capas y capas de deshechos que van deformando nuestra personalidad y muestro ser, como esos monstruos que van a los baños a limpiarse y luego de vaciarse de toda la porquería y basura dejan al descubierto la verdadera naturaleza de su ser, como el dios del río. El engaño, la falta de conciencia nos hace creer que el estado en que llegamos a la puerta de los baños era nuestra verdadera forma.
La adquisición de conciencia nos libera de los encantamientos de la vida, de Yubaba, poder elegir mejores alimentos e impresiones y evitar convertirnos en cerdos como los padres de Chihiro, o los compañeros de viaje de Ulises; encontrar la sustancia, la planta, el Aconitum, la enseñanza que nos proteja; el conocimiento y la comprensión para dejar de ser el alimento de otros.
Chihiro logra escapar de la prisión de Yubaba, la parte inconsciente de la conciencia y llegar hasta su hermana gemela, la otra bruja, la parte consciente, donde ya no hay hechizos, las cosas son tal cual. La hermana de Yubaba le dice a Chihiro: “mi hermana y yo somos dos mitades de un todo”.
Chihiro sube al tren del conocimiento viajando por el mar de la conciencia hasta la sexta estación, donde la luz de la farola la guía en el camino hasta las puertas del círculo consciente de la humanidad. La bruja despierta le dice: “adelante entra de una vez”. “hace tiempo que se ha roto el hechizo, podéis volver a ser vosotros mismos”. Chihiro pide ayuda a la bruja, pero esta le contesta: “una de las reglas de este mundo es no interferir en la vida de los otros. Tendrás que ocuparte tu sola de tus padres y de tu amiguito el dragón”.
Después de visitar a la hermana de Yubaba, Chihiro como ser más consciente ya puede volar a otro nivel de comprensión y con una visión más amplia de las cosas descubre el verdadero nombre de Haku y cuáles eran sus padres hechizados.
No mirar hacia atrás me pareció no volver al sueño, a la mecanicidad de antes, aprender de la experiencia y seguir adelante en nuestro crecimiento interior.