El panda Po representa a todos aquellos que sentimos en nuestro interior la llamada de algo más grande que la propia vida externa. Hay como una necesidad de respuestas a cuestiones existenciales, que en el caso de Po se canalizan a través del Kung fu y su filosofía. Es la búsqueda de quienes somos realmente y nuestro lugar en este mundo, más allá de nuestra mecanicidad y la que nos rodea. El destino, el universo lo llevan hasta una Escuela de autoconocimiento donde comenzar su camino interior para vencer a sus enemigos ocultos, a su falso yo, que en la película viene personalizado en la figura de Tai lung, nuestro lado oscuro que lucha para quitarnos el pergamino, que es la expresión de nuestra esencia, nuestro lado más puro y verdadero.

El esfuerzo y el entrenamiento consciente con la ayuda del maestro y la Escuela es nuestra oportunidad para hacer frente a nuestros conflictos internos y externos. Encontrar el ingrediente secreto que hay en todas las cosas y que es el reflejo de nuestro nivel de Ser. Este ingrediente que siempre ha estado allí invisible a nuestros ojos se revela cuando nuestra mente y nuestro corazón se calman y comprendemos que está en nosotros el poder de transformar las cosas.

La verdad del pergamino escapa a nuestro conocimiento de máquina. Un conocimiento más allá de la vida mecánica, proveniente del círculo consciente de la humanidad que puede ayudarnos a desvelar el significado real de las cosas.

El pergamino es el espejo de nuestra esencia, un instrumento para recordarse a uno mismo, como una herramienta con la función de enseñarnos donde está nuestro ingrediente secreto, donde dirigir nuestra mirada y ver lo especial que hay en nosotros.

El maestro Shifu enseña a Po la técnica para que pueda canalizar la energía de su esencia, como cuando en el trabajo aprendemos el lenguaje que nos ayuda a encontrar el significado profundo de

la enseñanza. En este inicio del camino para ser el guerrero del dragón, para ser más consciente, Po tiene que dejar atrás las cargas de la vida mecánica, como el carrito de la comida, si quiere subir las escaleras que llevan hasta el Palacio de Jade, a otro nivel de conciencia. Como decía, ir en busca de su souvenir. Me acuerdo cuando Claudio Moragas, maestro de Cuarto camino, decía que la posibilidad de despertar está en todos, seamos altos, bajos, gordos, delgados, ricos, pobres, etc. Un panda también puede ser el guerrero del dragón, también puede despertar. 

En el aprendizaje, la meta deja de ser lo más importante y Po se da cuenta cuando en el entrenamiento logra quitar la empanadilla a Shifu y ya no la quiere. El camino, la dirección, el durante para llegar a tenerla es lo valioso, la experiencia adquirida; como conseguir el pergamino en la lucha con Tai lung, o en nuestra propia experiencia de vida.

El padre de Po, que está más apegado a la vida externa hace de segunda fuerza, como cuando Po tiene el deseo de conocer los maestros del Kung fu, a los cinco furiosos. Pero el mundo de los fideos, la vida externa no tienen la suficiente fuerza para retener a Po en su propósito. Su centro magnético, su mundo interior lo guían a través de los obstáculos y los escalones que llevan al palacio de Jade, son el conocimiento y las prácticas que lo hacen crecer como alumno.