El experimento sobre el rumbo de la evolución humana revela hasta que nivel de mecanicidad podemos llegar si nos dejamos llevar por las partes más mecánicas de los centros, los instintos y la atracción e identificación por los placeres externos. Vivir por debajo de nuestras posibilidades, el sótano de nuestra casa.
Cubiertas las necesidades básicas para la existencia, la máquina humana no tiene necesidad de una búsqueda de conocimientos que la liberen del sistema de control propio y de la sociedad prefabricada por la publicidad para mantenernos en el estado de sueño, con distracciones para nuestros sentidos. La persona queda sin criterio propio, el sistema piensa por ella y quedamos atrapados en un círculo sin escapatoria.
La evolución mecánica tiende a expandir lo más básico para la existencia en el planeta.
La ignorancia ha contaminado la naturaleza humana y la del planeta como la bebida refrescante exclusiva que está en todas partes y que se usa para todo.
Joe, el protagonista tiene que hacer de guía y descubre que el agua, la conciencia, como nuevo alimento puede disolver la contaminación, la ignorancia, la bebida prefabricada que contaminaba a las personas, animales y las plantas. El terreno es regado ahora con nuevas impresiones que empiezan a dar su fruto y marca la dirección a un nuevo comienzo para volver a la esencia.
La maquinaria del sistema, que se siente amenazada se revela para mantenerse con el poder y quiere por todos los medios apagar esa luz de la conciencia para que todo siga igual que siempre. Pero la propia máquina sucumbe a sí misma. Es tan grande que no cabe por la puerta y termina aplastada por su propia creación.
Hay frases de Joe en el papel de maestro como:
“dile a la gente que use el cerebro”
“pase lo que pase sigue pintando”
“si le echas agua a las cosechas, puede que, seguro que funciona, tienes que creerme”
Frito, el abogado que ayuda a Joe y que olvidó su misión de grabar las cosechas, se recuerda cuando al salir de un local de alterne, distraído y por accidente, se le cae la cámara y mira al suelo y ve como de la tierra empiezan a salir los primeros brotes regados con agua. El cambio es posible con el nuevo conocimiento y el resto de los ciudadanos también lo ve. Este pequeño cambio es la semilla para cambios mayores.
Nuestro entorno es el reflejo de nuestro nivel de conciencia, de nuestro ser. El desorden interno lo llevamos afuera y aquí tenemos un ejemplo de lo que atraemos a nuestras vidas.