Me pareció un viaje muy largo a través de los misterios de nuestra mente para volver al inicio de nuevo. Transitar cada día dentro de un sueño que forma parte de otro y así nuestra vida es un gran sueño formados por un conjunto de sueños cotidianos que vamos creando de forma inconsciente y que interactúan con los sueños de otras personas. Estos sueños los tomamos como reales y son los que dan forma a nuestra vida.

El propósito de volver a casa con sus hijos es como recordarse, un volver al mundo real.

Habla con sus hijos por teléfono y estos le dicen: “¿Cuándo vuelves a casa?” y contesta: “Estoy fuera por trabajo”. Quedó atrapado en un mundo de fantasía alejado de su yo real y sin un centro permanente. Su hogar psicológico es cobijo para los residuos generados por la fantasía y la ilusión de estar en el lugar correcto.

El protagonista vive en un mundo irreal, como forma de huir del sufrimiento por la pérdida de su esposa. Está atrapado en un sueño creado por el mismo, una cárcel disfrazada de parque de atracciones, distraído, consumiendo su tiempo y energía, siendo víctima de sueños de otros que tienen el control de este mundo virtual.

Vive en la ilusión de creer tener el control de su sueño, pero el sueño de la vida hace a través de él, llevándolo de aquí para allá como el viento de otoño arrastra las hojas secas, pero creyendo en todo momento que es él quien está creando su realidad.

El protagonista se pregunta: “¿si es mi sueño, porque no puedo controlarlo?” y un compañero le responde: “porque no sabes que estas soñando”.

Me recordó algo a la película “Solaris”, donde el protagonista queda atrapado en una falsa realidad creada por el inconsciente.

Para recordarse dentro del sueño los personajes disponen de un tótem, como una peonza que los mantiene conectados con el mundo real, con la conciencia, como una especie de yo observante o rayo de conciencia para no quedar atrapados en la oscuridad del sueño.

Un comentario de la esposa fallecida del protagonista me llamó la atención cuando dice: “nuestro mundo no es real, para volver a casa tenemos que suicidarnos”. Se podría interpretar que para tener una vida real y consciente tenemos que morir psicológicamente a nuestra forma mecánica de sentir, hacer y pensar.

Una frase me resonó dentro con fuerza cuando dicen: “decide:  quieres tirarte al vacío o convertirte en un viejo lleno de remordimientos “.  Y otra que dice: “para que tirarse al vacío: para volver a ser jóvenes los dos”.