Dentro del desorden interior, el caos, el miedo, la violencia, etc., que hay en el pueblo y los habitantes donde el protagonista hace escala y que también define nuestro estado psicológico actual y la vida que llevamos, hay la posibilidad de encontrar otro estado en nosotros, ese libro que todos buscan. Dentro de este torbellino mental el hombre ladino, como en esta película el protagonista Eli, puede encontrar el alimento para hacer un trabajo interior, moverse por la vida y las dificultades desde un centro de gravedad. Llenar su mochila, su psicología de conocimiento y comprensión para seguir su camino en dirección al oeste como aquí hace Eli, el camino de la conciencia. Todo lo que lleva en su mochila psicológica le sirve para afrontar las dificultades que van apareciendo en el camino. Este contenido tiene una función y es valioso si tenemos la conciencia para llevarlo a la práctica en el momento adecuado.

Hay una frase de un personaje que dice: “odio este lugar”, pues cámbialo “.

En un entorno hostil, el protagonista, puede obtener los recursos necesarios para su crecimiento interior. Dispone del calzado adecuado para este recorrido. Alimenta sus centros de forma equilibrada con música, preparación física y conocimientos esotéricos del antiguo testamento.

El contenido del libro guía sus pasos, pero este conocimiento ya lo tenemos dentro, pero no lo conocemos. El libro es un espejo de nuestro lado más consciente y para conectar con esta parte nuestra oculta, el libro, como el trabajo de Escuela, nos ayuda a recordarnos cada día, como un entrenamiento con todas nuestras funciones, escribiendo nuestro propio libro interior con las experiencias conscientes acumuladas en nuestras vidas.

Es imprescindible conocer el lenguaje de este libro interior para que sus enseñanzas nos guíen en este camino de autoconocimiento. Sin este lenguaje podemos tener delante nuestro el conocimiento y no saber cómo utilizarlo, como querer montar un mueble de Ikea con las instrucciones en chino.

Hay una frase de la chica ciega que dice al líder de este pueblo de violencia cuando descubren que la Biblia estaba escrita en lenguaje para ciegos: “No imagino que debe sentirse teniendo lo que quieres tan cerca, pero como tenerlo a un millón de kilómetros”.

La figura de la chica que acompaña al protagonista después de abandonar el pueblo, es como su energía femenina que complementa su ser. Le muestra que el libro tiene una función durante un tiempo y que una vez integrado en cada uno de nosotros, el libro está en todo lo que nos rodea, como la conciencia. Desde nuestro interior se refleja en todo cuanto hacemos, sentimos y pensamos.

El protagonista en este sentido hace un comentario: “durante años llevé el libro conmigo y olvidé vivir según sus reglas”.