Lo que a primera vista parece una búsqueda de respuestas existenciales a través de la investigación de vida inteligente más allá del sistema solar, parece llevarnos a descubrir nuestro universo interior. Encontrar dentro de nosotros la esencia de todo lo que da forma al cosmos.

El universo, como las personas tiene una parte visible, externa, perceptible con nuestros sentidos como un envoltorio tangible que se puede mesurar con los aparatos de medición creados por el hombre, pero hay también otra parte que no se puede explicar a nivel físico, orgánico, está a otro nivel; es la parte energética, psicológica y esencial, como la parte espiritual del hombre y el universo.

Eli, la protagonista como científica necesita probarlo todo para darle credibilidad, para ella sólo existe lo tangible con los sentidos. Necesita hacer un viaje muy largo a través del universo para darse cuenta que el viaje más largo es interior, es el que va desde nuestra mente a nuestro corazón. Es un viaje por nuestra psicología para descubrir dentro nuestro, esa parte del universo invisible a nuestros órganos sensoriales. Nuestro aparato de medición interno, nuestro yo observante, como parte de la conciencia nos puede guiar a través de la comprensión hasta esa estrella Vega, nuestra esencia o nuestra alma, a otro nivel de conciencia.

Las impresiones externas captadas por nuestros sentidos alimentan nuestra personalidad y sirven como alimento a nuestra esencia tras la comprensión de la experiencia. Es la percepción o digestión en nosotros de aquello que conocemos y pasa como alimento a nuestra psicología, a nuestra esencia, a todos los niveles de nuestro ser.

Cuando Eli al final de la película inicia el viaje estelar en esta máquina construida, está sola frente a esta experiencia; es un proceso individual de autodescubrimiento, recordarse a sí misma para encontrar esas respuestas que intelectualmente no tenían explicación. Como que un nivel inferior de conciencia, no puede dar explicación a un nivel superior. Ha sido un viaje largo para encontrase a sí misma, su yo esencial oculto bajo los yoes sensoriales. Ha tenido un choque consciente que no puede explicar con los conocimientos de la vida mecánica.

Eli también busca su espacio y tiempo para reflexionar y meditar en los momentos de preocupación y duda, un lugar de silencio cerca de un gran desfiladero, apartada del ambiente tecnológico y más cerca de la naturaleza.

Palmer, el reverendo, es el lado más espiritual y emocional de los personajes y Eli como persona más intelectual que necesita pruebas de todo. El reverendo la pone a prueba y le dice: “¿amabas a tu padre?” y Eli responde: “sí y mucho”. Y Palmer le contesta: “Pruébalo”.

Y otra frase que me llamó la atención de Eli con un grupo de niños: “lo más importante, no dejen de buscar sus propias respuestas.”  “el universo es un enorme lugar. Es más grande de lo que cualquiera de nosotros haya podido imaginar. Si somos sólo nosotros, que gran desperdicio de espacio, ¿no creen?”.