El bosque donde vive la princesa Mononoke junto a su familia de lobos ha sido invadido por influencias externas; un grupo de hombres armados y violentos encabezados por su líder Lady Eboshi. Es como una metáfora del estado de ser de las personas que viven bajo el poder de las emociones negativas, en la mecanicidad, dentro del nivel más bajo del rayo de creación. La princesa, los lobos y demás animales son como los yoes del bosque, que habitan dentro de nuestra psicología; nuestro bosque y donde el veneno de las emociones negativas que contamina y enferma a las personas también ha contagiado al bosque y sus habitantes. Como ocurre con el centro emocional estas influencias negativas no le pertenecen, llegan al bosque desde el exterior, de impresiones externas. Se instalan en esa habitación de nuestra casa, de nuestro hogar psicológico y desde allí van creciendo y adueñándose de las otras habitaciones, nuestros centros psicológicos.

La ira, la rabia, el odio, la violencia son como una enfermedad que nos debilita, nos deja sin energía y sin fuerzas para llevar una vida feliz. Como le sucede al jabalí que viene del bosque, nos transforma en una especie de demonio que contagia a todo cuanto hay a su alrededor.

Pero como dice uno de los personajes: “existe un lugar al oeste de las montañas donde habita el espíritu del bosque”. En nosotros ese lugar escondido sería nuestro lado esencial.

El joven príncipe Ashitaka y la princesa Mononoke serían como esos yoes más conscientes que quieren trabajar para despertar la parte más esencial del ser humano y en esta historia al espíritu del bosque. Para ellos los humanos y el bosque pueden vivir en paz. Lo más externo como la personalidad y lo más interno como la esencia pueden estar en equilibrio. En el otro extremo está la gobernanta de la ciudad de hierro, lady Eboshi, con su ejército como los yoes más negativos que quieren destruir al espíritu del bosque, silenciar la esencia para tener el control de la máquina humana. Pero después de sufrir el camino largo y ver los resultados dolorosos de sus acciones, se da cuenta de su error, rectifica y propone a sus compañeros construir una nueva ciudad, pero una buena ciudad, a nivel psicológico un nuevo ser, con una nueva personalidad.

Y al final de la historia renace y florece un nuevo bosque. La esencia, como el espíritu del bosque crece y da forma a un nuevo paisaje lleno de vida y de luz. El viejo bosque, con las viejas actitudes, las emociones conflictivas ya no tienen lugar en el nuevo ser. Un nuevo bosque, un nuevo ser se ha formado.