El retrato de la sociedad más avanzada e industrializada difiere muy poco de la imagen que aparece al inicio del rebaño de ovejas donde el sistema de control no deja espacio a la individualidad. Pensamos que somos libres, pero vivimos en una especie de cárcel donde no vemos los barrotes. No tenemos el control de nosotros mismos y somos víctimas de las decisiones de otros, los que manejan los hilos de este sistema.
Es una prisión externa e interna a la vez. La externa es el reflejo de nuestra forma de pensar limitada por la parte más mecánica de nuestro lado intelectual. Esta forma de tomar las cosas siempre de la misma manera lo proyectamos y toma forma en todo lo que vivimos, ya sea el trabajo, la familia, amigos, la vida en su conjunto es una prisión, aunque nos parezca todo lo contrario.
Si tomamos la figura del protagonista como la personalidad que forma nuestro ser y que es un producto formado de las impresiones adquiridas a lo largo de la vida, todo lo que va encontrando en su camino son situaciones que le suceden y que acepta como parte de su normalidad, atrapado en un sueño recurrente dentro de la prisión de esta vida.
Llega a ser “feliz” en su cómoda celda psicológica creyendo ser libre.
Con los años y por falta de conciencia nos vamos construyendo nuestra propia prisión mental, con actitudes adquiridas de la vida mecánica y que nos llevan al mismo lugar: el sufrimiento, en este caso una y otra vez visitando la cárcel.
No tarda en aparecer otro componente del ser, la esencia, aquí representado como la chica, la parte más jovial y rebelde, que busca liberarse de la imposición del sistema.
La película viene a ser una metáfora del estado actual de nuestra casa psicológica donde vivimos atrapados por viejas formas adquiridas de pensar, como el sistema que domina la vida ya sea en forma de fábricas, cárceles, ciudades, países, etc.
Si tomamos esta fábrica donde trabaja Charlot como una muestra del Ser que somos en la actualidad, donde los obreros son los yoes o diferentes personas que habitan en nuestra psicología, dirigidos por la mente formatoria o el presidente de la compañía, como una pieza más de la vida orgánica sobre la tierra, como alimento a esta fábrica de dolor que es la vida.
Si algún obrero de la fábrica o un yo de nuestra psicología quiere salir de esta mecanicidad es detenido en su intento y llevado preso.
Pero con la ayuda del trabajo de autoconocimiento, esencia y personalidad (La chica y Charlot), pueden ir juntos de la mano por la carretera que los lleva a la libertad, fruto de la conciencia y el yo real.
Ahora pueden construir su propio hogar a la medida de su nivel de conciencia.